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Domingo 06 de marzo de 2011

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Revista Tu Espacio

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Tantra y afrodisíacos

06 mar 2011

Fuente: enplenitud.com

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“Muchos tratados orientales dividen los afrodisíacos en dos clases diferentes: Primero, los mecánicos o externos, tales como la escarificación, la flagelación, etc., y segundo, los medicinales o artificiales. En el número de los primeros está la aplicación de insectos, practicada por algunas razas salvajes; todos los orientalistas conocen la historia de un viejo brahmán cuya joven esposa insistía en que su pudendum fuese, una vez, picado por una avispa. “Kama Sutra“(…) había allí almendras dulces, vinos finos, alfóncigos desgranados, cien platos deliciosos, entre ellos pollos cebados, más el placer, presto a fuerza de afrodisíacos y estimulantes, de incienso y de áloes. El dulce murmullo de diversos instrumentos de música, los asados de Teihú, de francolines de faisanes dorados, la tiorba de la India, y, sobre un estrado, los tocadores de Kabul, las bailarinas de Cachemira, los gratos estribillos de la flauta y copas llenas de vino helado”.

Los libres amores del carnaval, del Libro de la Voluptuosidad “El tantra resume un conocimiento milenario sobre el ser. Su origen se sitúa en Asia, sobre todo en el hinduismo, y en menor medida en la religión budista. La propia palabra deriva del verbo hindú “tantori”, que significa “tejer”. De forma que “tantra” significa “tejido” o “lo esencial”.

Es un culto religioso que se basa en experimentar sensorialmente las fuerzas del ser mediante determinados rituales y prácticas. Este procedimiento no sólo enriquece la vida cotidiana, sino que, según la concepción tántrica, es capaz de redimir del ciclo del eterno retorno de las almas, y de dar la iluminación.

El tantra integral consiste en instrucciones sobre el culto con divinidades, prácticas de iniciación, meditaciones, utilización de sílabas sagradas (mantras) e imágenes interiores (yantras).

En Occidente prácticamente sólo se ha conocido el culto a Eros y a la sexualidad. Estos ejercicios y prácticas se consideran una clave antiquísima para alcanzar la felicidad sexual y la fuerza física.

En una iniciación inimaginable para el hombre occidental, al discípulo del tantra se le transmiten conocimientos detallados sobre el comportamiento sexual humano y la intensificación del placer sexual.

Aquello que en la cultura occidental enseguida se condena como pornografía, en el tantra es considerado como arte y religión supremas. Todos los rituales tántricos se basan en una idea de creación.

El hombre y la mujer como personificaciones de las fuerzas primigenias del yin y del yang, se ven como una única unidad, tan íntimamente unidos entre sí, que no existe diferencia entre ellos. A los ojos del tantra, hombre y mujer son Uno. El fin supremo del tantra es llegar al conocimiento sobre esta unidad original.

En la experiencia de la totalidad, en la unión total y la fusión física, anímica y espiritual, el hombre participa de su origen: se encuentra con su divinidad, la unidad, la iluminación. Los tántricos han sido y son personas sensuales. En último término, su objetivo no es, exclusivamente, experimentar más placer y felicidad sexuales, sino reconocer en todo la acción divina.

A semejanza con los taoístas, el tántrico no excluye nada de su vida mientras no lesione a otra individualidad.

Por ello, las comidas exquisitas, incluso afrodisíacas, han sido siempre un ritual de acompañamiento tántrico importante”.

Fuente: enplenitud.com
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