La fuerza que nos anima

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La fuerza que nos anima y nos ayuda a encontrar soluciones duraderas a nuestros problemas es nuestra propia fuerza espiritual, la que todos poseemos pero algunos como solemos orientarnos hacia el exterior no sabemos que está ahí, además que no sabemos cómo usarla.

Según Wayne W. Dyer, psicólogo, existe una solución espiritual para cada problema y además somos aquello en lo que creemos.

Lo cierto es que el ritmo de la vida actual nos ha llevado cada vez más por el camino de la individualidad, con más frecuencia se escuchan consejos para no preocuparnos por los demás, que estamos solos en la vida y solos debemos enfrentar nuestros problemas, nos animan a ser cada vez más independientes y a valernos únicamente por nosotros mismos, a ser más individualistas, por lo que los seres humanos actuales se sienten cada vez más solos, por tanto también sienten que sus problemas son los únicos en el mundo y muy difíciles de superar, o que simplemente no tienen solución.

Muchos quieren llegar a su propio espíritu y conocerlo pero no saben cómo.

Osho, maestro espiritual bien conocido por sus sabios consejos, asegura que se nos ha enseñado a avergonzarnos de nuestro cuerpo, a odiarlo, a despreciarlo, a aborrecerlo, pero según este guía, el cuerpo no está separado del alma, por lo tanto, amar nuestro cuerpo nos acerca a nuestro espíritu.

Amar nuestro cuerpo físico significa cuidarlo, proporcionarle alimento, mantenerlo limpio, brindarle descanso, no atentar contra él.

Por otra parte, Dyer habla de los obstáculos que nos separan del espíritu, lo que los católicos y otras religiones llaman pecados. Es decir, Dyer asegura que los pecados no son otra cosa que obstáculos que nos separan de nuestro espíritu, que es Dios que vive dentro de nosotros y acercarnos a nuestro Dios interior es encontrar soluciones espirituales a nuestros problemas.

Ambos aseguran que debemos dejar de buscar en el exterior las soluciones que están en nuestro interior y que también hay que dejar de pensar en Dios como un ente externo que nos castiga o premia, sino que al acercarnos a Él, que es Amor, podemos crecer espiritualmente y poco a poco vamos alejándonos de los problemas, los disolvemos y desaparecen.

En fin, cuidando nuestro cuerpo y alejando de nosotros las cosas que nos hacen daño, levantando los obstáculos que nosotros mismos colocamos, lograremos el crecimiento espiritual y dejaremos atrás inclusive problemas de salud, de malestar y otros.

Fuente: LA PATRIA