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Domingo 06 de marzo de 2011

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Revista Dominical

Las figuras del Diablo

06 mar 2011

Por: Aníbal Abel Alarcón Caparroz

El diablo es discípulo de sí mismo y amigo íntimo de los mineros; no es enemigo si se le cumple con los ritos exigidos para la ocasión. Encarna dentro de sí varios ego personajes mitológicos propios de la Cultura Andina. Ahí está el Tío de la Mina, sentado en su trono de piedra y rocas, hecho a veces con el mineral que se extrae de sus profundidades; Es dueño y señor de las entrañas de la tierra; es celoso protector de las riquezas mineralógicas de la mina, de los posibles derrumbes y de las inundaciones y gases tóxicos que emanan del interior mina .

El Satanás, rey del Infierno, o mejor dicho del Averno; es parte del fuego eterno que se trasunta en el Pecado Capital que es la transgresión de la ley divina. Pecado contra natura, sodomía con creyentes de varias religiones occidentales y en particular la Católica Apostólica y Romana.

El Lucifer que desciende, imponente de entre los Estratos y la Bruma Negra; es decir, aparece de entre las tinieblas, es dueño y señor del Universo Andino y de todo su entorno. Transmutado a la vez en gigantescas figuras maléficas como la Víbora, el sapo, el cóndor y las hormigas que son petrificados por el poder que le concedió el dios Huari a la Ñusta del Pueblo, hoy Virgen de la Candelaria o del Socavón.

La tierra de estos lugares eminentemente altiplánicos y frígidos poblada antiguamente por la etnia URU, está reservada para la Pachamama o Madre Tierra; es natural propietaria y dueña de cuanta riqueza y frutos que nos otorga en cantidades incalculables para nuestra sobrevivencia. La tierra, el aire puro, las montañas, los espejos de agua y cuanto hay; salares, llanuras pobladas de fauna y flora, los astros, el cielo lleno de estrellas y todo el entorno de riqueza arqueológica como región andina netamente autóctona, ofrece un espectáculo maravilloso con su diversidad cultural.

Así, el hombre inmerso en su cuerpo y alma hecho ego-diablo por una parte; y el atuendo incluido el buzo muy ajustado o ceñido para que resalte el pollerín, hecho de decenas de monedas que en conjunto despiden un característico ruido, que a decir de algunos entendidos, es parte magistral del ritmo en sí de la diablada; luego las botas muy bien decoradas con siluetas de dragón incluidas en el taco las imponentes y resonantes espuelas de estrella, para picar el paso de la danza. Otro elemento importante son los guantes que cubren todo el antebrazo, decoradas de igual forma con siluetas de animales mitológicos con las vistosas pañoletas envueltas con la figura venenosa de una víbora. En parte superior se aprecia la careta multifacética de impresionante rostro, con los ojos de gran tamaño y las astas de diversas forma.; luego está la cabellera desgreñada ya abundante, pelo de varios colores donde resaltan el rojo púrpura y el pelirrojo. La pechera con figuras decorativas y los dos y tres pañuelos a modo de capas que se entre cruzan sujetos a los hombros y cuelo del danzarín, de un rico decorado y bordado con filigranas de finos hilos de plata, adornados con sin numero de lentejuelas y delicadas piedras preciosas con figuras metodológicas.

Se deduce de estas líneas las tres facetas que a la vez deriva en varias aristas que se fusionan al mismo tiempo, plasmando en un solo personaje que representa al mismísimo diablo, Lucifer o Satanás del Carnaval de Oruro.

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