En 1998, un agente político pintoresco ascendió a la escena internacional gracias al voto de los venezolanos que se habían cansado de la desigualdad social y de la extrema pobreza. Hugo Chávez fue entonces elegido bajo la promesa de liberar a los más desafortunados de ambas con la ayuda de un “Ave Fénix”, el Socialismo del siglo XXI.
Chávez convertiría entonces a Venezuela en el primer Estado en iniciar un experimento socialista desde la caída del muro de Berlín en 1989. En aquel entonces, muchos pensadores latinoamericanos observaron con atención la puesta en práctica de este Socialismo ver. 2.0. Otros temían que el señor Chávez no fuera más que un nuevo demagogo populista, escondido detrás del velo de un término de moda, carente de propuesta y contenido.
Han transcurrido 12 años desde que Chávez comenzó a implementar su Planwirtschaft (Economía Planificada) bajo los preceptos del relanzado sistema. El balance provisional de estos años es bastante lúgubre. Después de más de una década en el poder, Chávez no ha cumplido con la promesa de combatir a la pobreza. Es más, la situación actual de la sociedad venezolana muestra señales de deterioro.
En un reciente artículo del matutino Die Welt de Alemania, el redactor Tobias Kaiser hace referencia a la triste condición de la economía del país Bolivariano. Incluso llega a comparar las condiciones de vida en Venezuela con las de la RDA, la infame República “Democrática” Alemana bajo la influencia de los Soviets. El autor relata sobre el viaje que realizó a Caracas en busca de la experiencia socialista: No tuvo que caminar más de 50 metros para encontrar el primer establecimiento semi-vacío. Según éste, el desabastecimiento, la falta de incentivos para la inversión local y extranjera, la corrupción, la ineficiencia de las empresas estatales y la pobreza general están diariamente presentes en el acontecer de esta sociedad. Comprar azúcar en Venezuela es también una ardua tarea.
Aunque no tan drástica, la situación en Bolivia es semejante y podría empeorar a mediano plazo. Los problemas de desabastecimiento y el empobrecimiento endémico son evidentes. ¿Son realmente causados por los crecientes precios de los alimentos a nivel mundial y por el accionar de negociantes y agro-industriales?, ¿O será, en realidad, la irresponsable Planwirtschaft de ambas naciones culpable? Es cierto que los precios de los alimentos aumentaron en 29% a nivel mundial en el 2010, pero esta tendencia se viene observando desde el 2008. Si el gobierno de Morales hubiera enfrentado esta problemática con la seriedad necesaria, apoyando (con políticas adecuadas) a productores y agro-industria, en lugar de desalentarlos, otro sería el desenlace de esta crisis alimenticia.
Bolivia y Venezuela lograrán igualdad social con la ayuda del Socialismo del siglo XXI. Cuando todos los miembros de la sociedad sean pobres, entonces todos seremos iguales. Lo mismo sucedió ya en Cuba.
Es que ese es el verdadero fin de este modelo: La cultura de la pobreza, de la cual nadie debería reírse.
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