Loading...
Invitado


Domingo 13 de febrero de 2011

Portada Principal
Revista Dominical

14 de febrero de 1879

El día “D” que los chilenos empezaron a robarnos el Litoral

13 feb 2011

Fuente: LA PATRIA

Por: Dehymar Antezana - Periodista

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

El presidente Mariano Melgarejo fue un nefasto personaje en la historia de Bolivia, porque durante su gobierno y tras la fundación de la ciudad de Antofagasta el 22 de octubre de 1868, por el prefecto del Litoral, José Taborga, a orden precisamente de Melgarejo, llegaría a desembocar en una los episodios más nefastos en la historia nacional.

Los negociados de Melgarejo a raíz de la riqueza del salitre, desencadenaría en una salida soberana al mar, si bien la invasión fue recién el 14 de febrero de 1879.

ANTECEDENTES

En 1866, los chilenos José Santos Ossa y Francisco Puelma obtuvieron una increíble concesión del plenipotenciario boliviano en Santiago, Mariano Donato Muñoz, derecho exclusivo de explotación de todo el salitre del Litoral boliviano.

En 1868, Ossa, Puelma y Antonio de Lama crearon la Sociedad Explotadora del Desierto de Atacama que por 10 mil pesos pagados a Bolivia, mantuvo el derecho de 1966, por orden de Mariano Melgarejo.

En 1869, la compañía aceptó capital mayoritario inglés y pasó a llamarse Melbourne y Clarke. Con un capital de 300 mil pesos empezó a explotar con éxito salitre en el salar de El Carmen.

En 1872, ante el éxito logrado se creó la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta, con sede en esa ciudad. El primer ferrocarril que funcionó en territorio boliviano fue construido por dicha compañía que en 1873, unió Antofagasta con el salar del Carmen y en 1876, con el salar de Salinas.

Para entonces, la compañía explotaba tres mil quintales diarios de salitre.

El 27 de noviembre de 1873, Belisario Peró en representación de la Compañía de Salitres firmó un contrato con Bolivia, mediante el cual a cambio de una patente de 40 bolivianos año, por estaca explotada (800 metros por 800 metros) obtuvo derecho de explotación por 15 años, libre de cualquier otro gravamen, a lo que se sumó el tratado de 1874 ya citado.

Entre 1870 y 1876 varias empresas comenzaron la explotación de salitre a despecho de la injusta exclusividad de la Compañía de Salitres, pero sin llegar a competir en poder y eficiencia con esto.

Importantes miembros del gobierno de Chile, empezando del presidente Pinto, algún ministro de su gabinete y jefes chilenos de la Compañía militar del 79 eran accionistas de la Compañía de Salitres, lo que explica la diligencia en su defensa intransigente.

El 14 de febrero de 1878, ante la evidencia de la pobreza de la región, las consecuencia del terremoto de 1877 y la largueza con la que se hicieron las concesiones, el gobierno de Bolivia, decidió imponer un impuesto de diez centavos por tonelada exportada de salitre a la Compañía.

La disposición pasaba por alto el tratado de 1874 entre Bolivia y Chile y el contrato de 1873 con la Compañía de Salitres, ambos documentos decían expresamente que la explotación de salitre y guano estaban liberadas de cualquier gravamen. La decisión estuvo en suspenso hasta diciembre de ese año.

En enero de 1879 el prefecto de Antofagasta embargó los bienes de la Compañía y el 1 de febrero de 1979, el gobierno rescindió el contrato, sobre el supuesto de que al extinguirse el compromiso quedaba resuelto el tema del respeto al tratado de 1874. Pero era tarde, Chile tomó al vuelo la excusa que le daba la nueva ley y decidió la agresión, habían encontrado la razón que esperaba para atacar y lo hizo.

INVASIÓN

El 14 de Febrero de 1879, se originó la invasión de Antofagasta, los habitantes de esa ciudad vieron desde el horizonte el humo del blindado Cochrane y la corbeta O’Higgins, que se sumaban al blindado Blanco Encalada.

El prefecto Zapata carecía de un mínimo de efectivos con qué encarar una defensa por lo que el desembarco de las tropas chilenas que en número aproximado de 200 tomaron la plaza. Los chilenos obligaron a Zapata, a los funcionarios bolivianos y a los pocos guardias armados a abandonar la ciudad.

De los seis mil habitantes de Antofagasta, cinco mil eran chilenos y solo 600 bolivianos, el resto de varias nacionalidades.

La población chilena celebró la invasión y el señor Hicks representante de la Compañía de Salitres furibundo anti boliviano fue liberado y se recuperaron los bienes de la empresa.

Chile defendía cumplidamente los intereses del capitalismo inglés. Dos días después el 16 de febrero, los chilenos tomaron el Centro Minero de Caracoles.

La invasión inició unilateralmente el conflicto bélico. Al no existir líneas telegráficas en nuestro territorio, la noticia llegó a Bolivia por la vía de Tacna.

El vapor Amazonas llegó al atardecer del 19 de febrero a Tacna con la noticia. El cónsul boliviano, Manuel Granier escribió una carta al presidente y la envió con el chaski, Gregorio Collque (Goyo) que hizo el máximo esfuerzo y cubrió la distancia a La Paz en cinco días.

El 25 le entregó la carta a Hilarión Daza, el 26 el gobierno hizo una proclama a la nación comunicando la agresión y estableciendo los aprestos para la defensa. El ataque llegaba en un pésimo momento para Bolivia, una inclemente sequía en 1878 había generado desabastecimiento en los mercados, hambruna, peste y gran mortandad.

Esta versión fue recogida del libro “Historia de Bolivia” de José de Mesa, Teresa Gisbert y Carlos Diego Mesa Gisbert.

REFLEXIÓN

Esta fecha debe servir a los bolivianos de reflexión, para que nunca más el invasor chileno haga escarnio de su poderío armamentista para ocupar nuestro territorio y quitarnos la esperanza de una vida en desarrollo y progreso. Porque al bloquearnos de una salida marítima, prácticamente a hecho de Bolivia en una nación miserable y ahorcada por su falta de contacto con otros continentes.

No debemos esperar nada de los gobernantes, no solo de ahora sino de antes, y quizás de mañana, porque ellos sólo velarán sus intereses y su imagen mundial.

Así como el río retorna a su cauce cuando se lo desvía, los bolivianos debemos tener la esperanza de que las aguas marítimas, algún día no muy lejano, si los terremotos siguen en curso, volverán a nuestras playas y los compatriotas podrán disfrutar una vez más de una salida libre y soberana al Litoral que se nos robó, así los políticos o historiadores chilenos lo nieguen para siempre.

Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos: