Profesionales de la materia, lo mismo que analistas del rubro, conocedores y estudiosos del desempeño económico en general, toman para sí la delicada misión de opinar con la esperanza de que los ministros como los políticos del entorno partidario oficialista asuman la responsabilidad de escuchar a quienes desean sugerir cambios en la desorientada política económica nacional.
Hay que señalar, que en este tema de generar cambios en la “política económica” nacional, toman parte también representantes de múltiples organizaciones socio – laborales, empresariales, cívicas, gremiales y otras coincidiendo en una apreciación: “Parece que el Gobierno perdió la brújula para encaminar un plan económico coherente”.
Hay serias contradicciones en el esquema que por lo menos hasta ahora ha planteado el Ejecutivo, incluyendo el gasolinazo, su abrogatoria y luego el bajo control para devolver los precios a su estado anterior a la medida sin apoyo ciudadano. Los precios se disparán, la inflación crece desmesuradamente y desde el nivel oficial se pretende controlarlos sin resultados favorables.
Otras incongruencias saltan a la vista y una vez más –los expertos– critican con argumentos contundentes las fallas “garrafales” de quienes manejan la política económica nacional, repitiendo como letanías esa parte aún teórica de las “macro cifras” que dan una imagen de país en bonanza, pero con su gente haciendo colas para conseguir un kilo de azúcar.
Se presenta escasez de azúcar y se libera su precio a nivel internacional, el producto sube hasta Bs. 8 el kilo, cuando costaba poco más de 4, pero desaparece del mercado, entonces se impulsa el funcionamiento de las “tiendas” de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos que se conoce más por su sigla de Emapa, donde se vende 0,50 centavos menos, pero luego de largas filas e inclusive con trasnochadas y amanecidas. Sin embargo, se detecta un gravísimo delito y se culpa a Emapa por ocultamiento de apreciable cantidad de quintales de azúcar en depósitos ubicados en Patacamaya donde se denuncia el doble delito, acaparamiento y especulación. Los miles de quintales se habrían comprado en octubre del pasado año al precio de entonces y se pretende comerciarlos al precio actual, autorizado por el propio Gobierno.
Como emergencia de este “azucarazo” otros sectores como el del transporte público aprovecha la coyuntura y aplica nuevas tarifas, las que sin embargo rechazan las autoridades oficiales, aunque los chóferes explican que también ellos y sus familiares consumen azúcar y se alimentan con productos que han elevado su precio, el reclamo es lógico, aunque la proporción del porcentaje elevado resulta excesivo en las actuales condiciones.
Bajo esta serie de argumentos lo que el país necesita es un verdadero cambio, una revolución económica que permita a la gente –en general– tener más dinero para compensar el desfase que ocasiona la inflación distorsionando de manera cruel la proporcionalidad de la canasta familiar, el ciudadano tiene que sentir el beneficio de la “solvencia financiera” que controla el BCB.
La vigencia de Emapa no contribuye a bajar los precios porque no se trata sólo del azúcar. Los productos alimenticios de primera necesidad han subido de precio en su generalidad y eso obliga a delinear y reorientar la política económica nacional, pero cuanto antes mejor.
Fuente: LA PATRIA
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