que lleva augurios a felicidades que nunca entenderá,
la buena gente desecha las malas palabras,
la buena gente dice todos tienen posibilidades en la vida,
sienten crecer su amor por esa mujer intensa,
tan sola, que vivirá siempre detrás de una ventana
y todo lo que le ofrecen está demasiado azucarado.
Le entrego mi nombre a la vida que sube
Detrás de estos juegos de inteligencia
detrás de nosotros, que estamos en lo que podemos,
que sólo manejamos vasos al borde de la lluvia
vinos amicales,
fosforescencias del mar tienen su nombre,
que yo sólo puedo decir a través de ojos lánguidos,
sonrisas tristes mi amor devastado.
Tan pobres que éramos,
y ahora los que vienen de Cuba, los que van hacia Cuba,
entran en mi lenta ternura de mujer
que vive junto a un río
hacen insoportable nuestra miseria.
Extrañas parejas
siempre volví en olor de bienvenida
flores animalitos de mis colores
corazones de papel que son los que me importan
y ahora entro en una casa donde
hay que dar la luz y el agua
y no buscar bebida en vaso limpio no la hay
sólo una voz por el teléfono
he aceptado entrar en una casa a oscuras
para que en mi vida no echara raíces el patetismo
Soy una mujer sin problemas
Todos lo saben
y entonces buscan mi compañía
para charlar por las noches.
Sin embargo yo conozco a alguien
que quiere morir en paz consigo mismo
y me produce estremecimientos, insomnio, soledad,
porque la paz conmigo misma sería una guerra sin fin,
dos o tres asesinatos inevitables
y alguna entrega desmedida
que no entra en mis planes.
Sin embargo yo sueño por las noches
con un jardín inmenso donde los muertos
se levantan para saludarme;
yo sueño con un hombre que me inquieta
y como lo ignora
me habla amigablemente del resto del mundo
y de mis múltiples amores, tan simpáticos,
tan apropiados como tema de conversación.
Interior con poeta III
Desde mi ventana
silencio de verano silencio de invierno
veo servir la comida
encenderse las luces
lámparas del atardecer mesas del mediodía
¿acogerían ellos a una sin patria?
¿no estaría mi corazón para siempre en otra tierra?
soy ajena a las ceremonias de la costumbre
que suelen acogerme para señalarme extranjera
vidas de espaldas al mar que es el camino de mi vida
Nocturno
la luz de mis amigos en las cenas en mi ciudad
el perro de Anouilh que siempre aúlla para mí
casas de barrio a oscuras cazadores de lavabos de estación
mi amiga comprándome vino en el kiosco
un avión esperando para encender los motores
En otra vida yo miraba desde la ventana de un bar...
en otra vida yo miraba desde la ventana de un bar
cómo la tormenta aplastaba las flores azules
contra los cordones
contra las paredes
y por ese momento único de la juventud
que dura muy poco
supe que nunca olvidaría esa escena
en que nada aparecía
de lo que amaba me interesaba o temía
ni novios ni odios ni otros poetas
ni revistas de opinión ni
secretarios de barrio ni amigos imbuidos
de una colonizada cultura pavesiana
sólo las flores azules y la lluvia
recuerdo el nombre del pueblo la hora y esa lluvia
que nunca en las décadas que siguieron
confundí con alguna otra.
Fuente: LA PATRIA
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