Niños, niñas y adolescentes tienen derecho a un entorno que garantice su crecimiento y desarrollo, pleno y armonioso, en un ámbito educativo de protección y seguridad que le permita prepararse en la vida, para la vida en paz, con dignidad, aceptación, libertad, igualdad y solidaridad.
Así, en ese camino de construcción de una sociedad sin violencia, se trabajó en la elaboración de una propuesta curricular en cultura de Paz para la formación escolar, como un mecanismo que contribuya a la construcción de paz y erradicación de la violencia en la escuela y desde la escuela.
Pues si queremos que los profesores sean educadores para la paz, es preciso que sean formados para el efecto y cuenten con los contenidos y las metodologías que contribuyan a este fin.
Por otra parte, si buscamos la transformación, es preciso generar esas competencias en quienes contribuyan a aquellos educadores en la formación de maestros.
El currículo como mediador, entre el proyecto histórico, social y cultural de una sociedad se constituye en el puente articulador que puede contribuir a una cultura de paz, por la paz significa la generación de condiciones para una vida más digna, construcción de relaciones más democráticas, justas, equitativas, con mayor desarrollo, etc. Por ello, mediante el currículo se puede contribuir a transformar una sociedad en una sin violencia.
El conocimiento y pleno desarrollo de todos los niños, niñas y adolescentes no sólo se puede alcanzar en un hogar en el que se preocupen por su bienestar, también hay que tener en cuenta otros aspectos que forman parte de ese proceso. La escuela es el lugar donde aprenden a relacionarse con su entorno diferente y, donde adquieren valores y comportamientos que internalicen para toda su vida.
Sin embargo, se continúan registrando casos de maltrato físico y psicológico; por esa razón los centros educativos, deben ser espacios de desarrollo, defensa y protección de sus derechos y en ningún caso sean espacios o lugares donde se los nieguen, por su condición de sujetos de derecho, con capacidades propias para pensar, sentir y opinar.
Así, de esta manera la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia compromete a adoptar medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger a los niños, niñas y adolescentes contra toda forma de perjuicio o abuso físico y mental, entre otros.
Para superar este tipo de situaciones perjudiciales para la niñez y la juventud, se considera que es esencial apoyar al desarrollo de políticas públicas que permitan terminar con el uso de castigo psicológico o físico en los centros educativos.
La Constitución Política del Estado establece que el deber del Estado Plurinacional de Bolivia, de la sociedad y de la familia boliviana, es el de garantizar la integridad del niño, niña y adolescente lo que implica la preeminencia de sus derechos, recibir protección, y socorro, cuando lo necesite y otorgar prioridad en la atención de los servicios públicos y privados, incluido el acceso y asistencia efectiva a la administración de justicia.
Por eso, indicar que las Unidades Educativas son espacios de desarrollo, defensa y protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes contra toda forma de violencia, maltrato y abuso que dañe su dignidad, su integridad física, moral, psicológica y mental, donde se debe reivindicar su condición de sujetos de derecho, con capacidades propias para pensar, sentir y expresar.
(*) Profesor
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.