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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 La contabilidad de Dios es exacta y justa - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Mientras el hombre viva en la ley de siembra y cosecha, es decir supeditado a la ley de causa y efecto, es un ser marcado y un ser programado. Es comparable a un computador que ha registrado en sí todo lo que salió y sale de él, pues eso se introdujo y se introduce nuevamente en él. Ya que cada uno es el dibujo de su sentir, pensar, querer y hacer, también los cromosomas del hombre, las aptitudes genéticas, están correspondientemente marcadas. Esta impregnación es la herencia física del hombre, que se halla en sus genes. Cada hombre se encuentra de nuevo en sus genes y en el cosmos, cada uno de nosotros es así su propio registro y su propio dibujante y por tanto un ser marcado.
Podemos estar seguros de que la gran contabilidad cósmica de Dios, el poderoso computador cósmico, es exacto y justo. Nada se pierde, todo está registrado.
Cada hombre y cada alma pueden compararse también con un planeta. Ambos trazan sus órbitas, tanto el hombre como también el alma, conforme a las características de su ser y sus cualidades. El alma encarnada en un cuerpo físico, así como el planeta, traza su órbita correspondiente y con la muerte física el alma deja atrás su envoltura, el cuerpo físico. Este transcurso del fallecimiento y descomposición del cuerpo físico es comparable con aquellos astros que se apagan lentamente y llegan al remolino de los así llamados “agujeros negros”.
Si hablamos de la materia, debemos ser conscientes de que ésta no tiene vida eterna. Pero el alma sí posee la vida eterna y no puede ni apagarse ni descomponerse, sin embargo el cuerpo físico se convertirá en los elementos de los que estaba formado. Tras el fallecimiento el alma emprende su viaje a reinos de vida más elevados o permanece en la rueda de la reencarnación, hasta que haya superado en su mayor parte sus cargas, sus pecados. Este ir y venir se repite tanto tiempo hasta que no es posible más una encarnación.
El mundo estelar no es sólo la contabilidad de Dios para los mundos de la Caída, sino también el ojo de Dios; pues los astros persiguen con precisión cada transcurso individual sobre la materia. Este ojo observa y registra el más pequeño movimiento en la Tierra y sobre la Tierra y también en los reinos de las almas. En el cosmos queda registrado cada cambio y lo que está registrado tiene de nuevo la correspondiente irradiación de vuelta. A raíz de ello todo está en comunicación con todo. Incluso cada piedra que es aplastada, molida o llevada a otro lugar para darle un uso determinado. Los reinos de la naturaleza con sus especies vegetales y animales están sujetos al mismo principio que los hombres, morir y volver a ser y todos los procesos, tanto los del hombre y del alma, como también los de los reinos de la naturaleza son registrados en el cosmos.
A través del principio de emitir y recibir está garantizada una comunicación absoluta y con ello una contabilidad absoluta. Esta poderosa red de comunicación, puede ser comprendida por nosotros sólo parcialmente. Mientras el alma y el hombre están cargados, están en comunicación con los planos de purificación y el sistema de computación material y son dirigidos por estos mundos estelares. Si el alma está purificada, está en comunicación con el eterno SER. No obstante, su envoltura terrenal, está en conexión con el sistema de computación material, ya que todos los grados de vibración de los elementos materiales del cuerpo están registrados allí.
A través de esta gigantesca red de comunicación, que son los planos de purificación y el universo material, no puede escabullirse ningún alma ni ningún hombre. Para entrar en el macrocosmos puro, en el Reino eterno de Dios, el hombre y el alma deben haber alcanzado nuevamente la pureza y las grabaciones existentes en los astros de los reinos de la Caída, deben haber sido borradas. Así es como cada uno de nosotros está registrado. Mientras nuestras almas están cargadas, estamos en comunicación con nuestras cargas. En este contexto podemos comprender mejor la expresión “lo que siembres, cosecharás”. Es el principio: Lo que emites, recibes. De la publicación: “SU OJO. La contabilidad de Dios”
(*) Vida Universal, info@universelles-leben.org,
www.vida-universal.org
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