Jueves 03 de febrero de 2011

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El gobierno boliviano acaba de estrenar nuevo gabinete justo al inicio de una nueva década del Siglo XXI; ni duda cabe que la mayoría de los colaboradores del Presidente Evo Morales luce una hoja de vida relacionada con las luchas sociales y con ciertas experiencias profesionales. Sin embargo, la vista de conjunto nos revela una pertenencia concentrada en una sola región del Estado Plurinacional y en una sola generación.
Resulta contradictorio que el gobierno anuncie una etapa favorable a los productores, después de cinco años de señales negativas para las inversiones privadas en la agroindustria, sobre todo la exportable, y no convoque a alguno de sus representantes.
¿Cómo dejar de lado a quienes experimentan las oportunidades del mercado y las crecientes dificultades por los cambios en el calendario agrícola? ¿Cómo no invitar, con las seguridades del respeto mutuo, a un cruceño de los muchos que representan el rostro del país moderno, exportador, el que puede asegurar soberanía alimentaria a largo plazo?
En el área de hidrocarburos, mientras más dificultades se acumulan, menos respuestas acordes con esas exigencias. Parecería que Tarija no es de interés oficial, salvo en su frontera sudeste, al punto que una alta autoridad declaró que la capital chapaca olía mal. La pelea para anular a un dirigente regional nubla el horizonte. Entre los tarijeños están profesionales de primer orden para el tema gasífero, además que debería ser su derecho porque en ese departamento están los pozos más ricos.