Alimentos incautados hace ocho años se convierten en peligrosa carga tóxica
31 ene 2011
Fuente: LA PATRIA
Es como para no creer pero las evidencias muestran que setenta toneladas de alimentos decomisados en el año 2002 no pudieron devolverse a su propietario o finalmente no fueron rematados por la falta de una resolución judicial que autorice la liberación de esa variada cantidad de alimentos entre harina, arroz, sardinas, champiñones, yogurt, duraznos al jugo y otros, por supuesto después de ocho años, todo en mal estado.
La mercadería decomisada por funcionarios aduaneros, al tratarse de un supuesto contrabando se la depositó en ambientes ubicados en la Zona Franca donde se los detectó recientemente por la pestilencia existente en ambientes en los que se añadió a la mercadería una carga adicional de excrementos de ratones, destruyendo algunos alimentos, mientras que la humedad se encargó de inutilizar las conservas en su totalidad, creando de manera general una peligrosa carga tóxica que debe ser retirada lo antes posible de los depósitos aduaneros en la Zofro.
Lo que llama la atención de este hecho es que durante ocho años, no se haya logrado obtener un fallo judicial que determine el destino de 7º toneladas de alimentos, hecho que supuestamente no debía pasar de tres meses, si se considera la vigencia de utilidad de una incautación de alimentos.
Existen disposiciones sobre el particular y se estima que la Aduana en un determinado tiempo, por supuesto no de ocho años, está obligada al remate de mercadería incautada, siempre que los “trámites aduaneros” así lo determinen al no comprobarse legalidad y propiedad de lo incautado… pero en este caso específico algo tuvo que suceder, pues desde la gestión 2002 y con varios administradores que pasaron por la aduana local, las enormes cantidades de alimentos decomisados se mantuvieron en depósito hasta quedar inutilizados.
Lo peor del caso es que ahora esa carga debe ser retirada y el operativo tiene un costo que se supone será cubierto por la Aduana, incluyendo una tarea de desinfección y eliminación de los roedores, además del traslado y el tratamiento especial de la basura tóxica, de manera que se elimine el peligro de afectar la salud de la población, en cualquier sitio donde permanezca hasta su eliminación y cubierta final.
No hace mucho, en otros depósitos aduaneros se confrontaron incendios, uno de proporciones y otro menor, justamente por la existencia peligrosa e indebida de lotes de mercadería, sujeta a los peligros que entraña su acumulación y el total descuido en su mantenimiento.
Estos hechos revelan ineficiencia -por muchos años- de los ejecutivos de la aduana en la administración local al no agilitar los trámites legales pertinentes para desaduanizar mercadería incautada, sea para entrega a propietarios que demuestren la legalidad de su importación y si no fuera el caso, como sucede con gran parte de lo incautado, disponer su remate en tiempo perentorio más aún si se trata de alimentos. El otro aspecto negativo tendría que estar en el nivel judicial, donde seguramente no se advirtió en muchos años, que faltaba un fallo judicial determinando el destino de 70 toneladas de alimentos incautados. ¿Quién tiene la culpa? Alguien tiene que responsabilizarse por lo ocurrido y la peligrosa secuela de daños que se han presentado y los que pudiesen afectar la salud de las personas.
Fuente: LA PATRIA
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