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Domingo 30 de enero de 2011

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Revista Dominical

Para consolidar el título otorgado por la Unesco

El Carnaval de Oruro requiere de un escenario majestuoso

30 ene 2011

Fuente: LA PATRIA

Infraestructura precaria, falta de servicios y una incipiente promoción turística, están impidiendo la definitiva consolidación nacional e internacional del antruejo • Por: Por: Eduardo Campos Velasco - Asambleísta Departamental (UN)

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Al fines del pasado año, se conoció la iniciativa de la alcaldesa para la transferencia de los predios de la Comibol ubicados en la calle Adolfo Mier, Camacho y Junín (contiguos a la Avenida Cívica) a favor del Gobierno Municipal de Oruro, con el propósito de construir en ese espacio, infraestructura destinada a actividades folklóricas y culturales relacionadas con el Carnaval de Oruro. Lamentablemente por errores en la redacción del proyecto de ley y la actitud política de algunos miembros de la Brigada Parlamentaria, la iniciativa no parece haber prosperado. A lo señalado, hay que sumar que una vez enterados los personeros de la Comibol del propósito del trámite, procedieron al desalojo de la Unidad de Género y Familia dependiente del Municipio de Oruro que funcionaba en ambientes de esa institución. Simplemente optaron por ponerle un candado a la puerta y colgar un letrero con inscripciones que hace referencia a su derecho propietario.

Por supuesto que se trata de un mal comienzo para un emprendimiento tan importante para la ciudad de Oruro y todo indica que hará falta mucho dialogo y reflexión para asumir la importancia del proyecto que puede dotarle al Carnaval de Oruro, de escenario que le hace falta para consolidarse a nivel nacional e internacional.

Lo primero que los orureños estamos obligados a reconocer y particularmente las autoridades, sus líderes e instituciones, es que pese al título que ha otorgado la Unesco al Carnaval de Oruro, el riesgo de que nos arrebaten el privilegio de ser el principal centro de las manifestaciones folklóricas del país y de la subregión, aún es latente y diríamos que hasta se han hecho más manifiestas las intenciones de aquellas versiones recreadas por aprovechar el evento con fines culturales, turísticos y económicos.

En la actualidad, ciudades importantes, intermedias y hasta pequeños pueblos del área andina del continente, aprovechan el conjunto de manifestaciones que son parte del antruejo orureño, adecuándolas a sus propios contextos e intereses. Esta amenaza, ante la cual los orureños no hemos reparado con la suficiente seriedad, cada vez se hacen más intensas, ocasionando que los flujos turísticos interesados en las manifestaciones folklóricas, encuentren versiones recreadas del carnaval de Oruro en otros distritos.

En nuestro país, las ciudades de La Paz. El Alto y Cochabamba, se han convertido en verdaderos competidores del Carnaval de Oruro, aprovechando su mayor población y una mejor articulación a los circuitos turísticos internacionales, debido fundamentalmente a su accesibilidad (aeropuertos, carreteras) y la disponibilidad de servicios; ventajas que sumadas a una buena estrategia publicitaria, les permiten convertirse en alternativas al Carnaval de Oruro.

A nivel internacional, manifestaciones como la Tirana y otras en ciudades portuarias como Iquique, Arica en el norte chileno; Puno, Arequipa y la propia ciudad de Lima en el Perú, han configurado expresiones recreadas del Carnaval de Oruro, que les permite aprovechar los flujos turísticos intercontinentales, sobre la base de su buena accesibilidad e infraestructura turística instalada.

En términos generales, tanto a nivel nacional como internacional, son muchos los sitios y lugares en los que se organizan eventos parecidos a la gran entrada del sábado de carnaval, con una alta eficiencia en la prestación de servicios y una adecuada gestión publicitaria. La ciudad de Oruro – mientras tanto – “se duerme en sus laureles”, esperando que algún día lleguen los esperados paquetes turísticos, mismos que en los más de 10 años desde la declaratoria de la Unesco, no se han producido. Por otra parte, además de los evidentes perjuicios en el ámbito económico, está en riesgo también y sobre todo, el privilegio de la propia autoría de la manifestación sociocultural, que se constituye en parte de la identidad de los habitantes de la ciudad de Oruro. Si bien, el título otorgado por la Unesco, reconoce este hecho, no parece ser suficiente contentarnos con el mismo, cuando debiéramos a partir de los alcances del proceso intercultural que da vida al antruejo, expandir y aprovechar la particular manera de resolver el encuentro de culturas, fenómeno que en el fondo, es lo sustancial y que hace la diferencia con otras manifestaciones parecidas.

Más allá de lo estrictamente folklórico, el Carnaval de Oruro es la mejor manifestación de la identidad mestiza de Bolivia; una muestra de cómo es posible la integración de diferentes culturas de manera pacífica e incluyente. Ese es el valor ideológico de la manifestación colectiva de Oruro y el mismo, sobrepasa los límites de lo estético, como resultado de un proceso de encuentro en los ámbitos económico, social y político de sus habitantes. En ese contexto, resulta un imperativo para la ciudad, plantearse ajustes y emprendimientos que permitan recuperar la calidad de principal centro de las manifestaciones interculturales del país y a su vez, el aprovechamiento efectivo de los beneficios económicos que genera. El Carnaval de Oruro, además de una manifestación sociocultural, es también un fenómeno económico que no estamos pudiendo aprovechar eficientemente para impulsar el desarrollo de la región.

En el continente (para no hablar del mundo) hay varios ejemplos de cómo se aprovechan eficientemente las manifestaciones culturales. El carnaval de Río, el Festival de Viña del Mar, el Festival de Cosquín, entre otros, son eventos que han logrado consolidación plena a partir de su extraordinaria infraestructura y una eficaz promoción. Río dispone del famoso “Sambódromo”, infraestructura de más de 500 metros similar a las graderías de un estadio de fútbol que han hecho de ese evento probablemente el carnaval más importante del mundo; Viña del Mar, cuenta con un escenario monumental que dispone de todos los recursos para trasmisiones televisivas a nivel internacional, que sitúan al evento entre los más grandes conciertos de música del mundo; Cosquín que empezó el año 1961, cuenta a partir del 2001 con un escenario giratorio de 180 grados, una boca de 50 metros de largo y 6 metros de alto, 830 metros cuadrados de superficie y un anfiteatro con capacidad para 10.000 espectadores.

En ese sentido, la iniciativa de dotarle de un escenario central al Carnaval de Oruro en los actuales predios de la Comibol, claramente se constituye en un imperativo que, creo, estamos obligados a respaldar todos los orureños. Asumiendo además que dicha infraestructura, bien pudiera servir para jerarquizar otros eventos como el Festival de la Canción Boliviana, que de ser el principal evento de la música nacional, ha pasado a ser un encuentro sin mayor trascendencia.

Creo que claramente podemos concluir que mientras el Carnaval de Oruro no disponga de las condiciones materiales que garanticen un espectáculo de jerarquía internacional, muy difícilmente podremos atraer los flujos turísticos que por ahora son aprovechados por nuestros competidores.

A aquellos que se oponen o pretenden impedir la concreción de la iniciativa planteada, habrá que decirles que existen felizmente temáticas tan enraizadas en la conciencia de los orureños, como el Carnaval de Oruro, que en definitiva será muy difícil que tengan existo sus mezquindades. En lo particular, a los personeros de Comibol, habrá que recordarles que todo su patrimonio, incluidos los predios de la calle Camacho, se deben a las riquezas extraídas de las minas de Oruro. Creo que ha llegado la hora de devolverle algo a sus verdaderos dueños. Los orureños.

Fuente: LA PATRIA
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