Si no juzgas un libro por su tapa ¿por qué sí a una persona?
30 ene 2011
Fuente: LA PATRIA
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Si no juzgas un libro por su tapa ¿por qué sí a una persona?, es la frase que motiva la reflexión respecto a la conducta humana que debería conducirse sin las formas de discriminación impuestas en razón de sexo, color, edad, orientación sexual, identidad de género, origen, cultura, nacionalidad, ciudadanía, idioma, credo religioso, ideología, filiación política o filosófica, estado civil, condición económica o social, tipo de ocupación, grado de instrucción, discapacidad, embarazo, u otras que diferencian a unas personas de otras.
La enseñanza escolar y ante todo la familiar son los espacios para fortalecer los principios de igualdad, equidad, tolerancia y respeto mutuo a nuestras diferencias, además en el marco de la interculturalidad y protección.
IGUALDAD
En nuestros tiempos se habla de la igualdad como un principio de todos los seres humanos sin excepción, que nacemos libres e iguales en dignidad y derecho. Efectivamente todos tenemos estos derechos, pero debemos respetarlos, expresarlos y mantenerlos vigentes en base a una toma de conciencia y sabia comprensión de los verdaderos principios universales de donde se generan estos derechos humanos, ya que la igualdad más que ser un principio es un resultado del acontecer humano.
Cuando el ser humano descubre el verdadero origen y sentido de su existencia despierta a la realidad de la Ley de la Cristalización Objetiva o Evolución Consciente, dándose cuenta que su espíritu y su alma son los encargados de procesar su propio desarrollo y destino, en forma consciente y armoniosa, en base al libre albedrío o libre elección voluntaria, con pleno respeto a todo el sistema de especies vivientes y sus leyes eternas. Los hombres y mujeres que despiertan conciencia, desarrollan, gracias a esta ley superior, los valores esenciales eternos que les permiten experimentar en forma directa la plenitud y abundancia que existe en toda la creación.
La Evolución Consciente se sustenta en estos dos principios básicos:
1.- “Todos somos Uno”.
2.- “Todo en la Unidad esta interrelacionado”.
El Dogma de la Separatividad no existe. Todos somos y pertenecemos a una sola gran familia universal de seres que estamos plenamente interrelacionados entre sí, no existiendo los condicionamientos de adentro ni afuera. Lo individual y lo colectivo son una sola verdad, una sola realidad y un coexistir compartido, dependiendo todos de todos en una cadena evolutiva perfecta e infinita donde no hay principio ni fin.
Todos somos como células conectadas, que debemos formar tejidos perfectos de exuberante belleza y fortaleza, desarrollándonos en paz y armonía, compartiendo todo, sin envidia o codicia, para alcanzar la autorrealización plena individual en comunión con la colectiva.
Los seres, que aún no conocen la ley de la cristalización objetiva son egoístas, temerosos, desconfiados, inseguros, violentos, separatistas, materialistas y carentes de verdadero amor, por el contrario, los seres que han despertado a la realidad de la vida en plenitud, que todo el tiempo está a nuestro alcance, son solidarios, generosos, armónicos, confiados, altruistas, filántropos, espirituales, llenos de amor y sabiduría, alegres e inmensamente felices, porque experimentan de instante en instante esa conexión con el Todo que nos nutre, cobija y sustenta amorosamente, no existiendo el temor ni la inseguridad porque tienen la plena certeza de que no les faltará cosa alguna, porque han vivenciado la abundancia y el amor que palpitan en cada átomo, en cada ser, en cada planeta, en cada galaxia de la infinita variedad que se sustenta en la unidad.
Mientras todos los seres humanos no descubramos estas leyes universales de la mecánica de la vida en el universo, comprendiendo que todos somos hermanos de una sola gran familia universal, sea cual sea nuestra raza y color, estrato social o económico y que toda la abundancia de la creación está siempre a nuestro alcance, sin discriminación alguna para compartirla por igual. Mientras no aprendamos a respetarnos y amarnos mutuamente como hermanos que somos, comprendiendo que la diversidad es la unidad, que debemos compartirlo todo en amoroso servicio de unos a otros, sin recelos ni egoísmos, cubriendo todas nuestras necesidades básicas por igual, respetando el libre pensamiento, la libre expresión y el libre culto religioso.
Mientras no desarrollemos amor consciente, que es el sumun de todas las virtudes, no podrá hablarse de que existe igualdad entre los hombres.
Fuente: LA PATRIA
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