Explosiones de dinamita, por la loma ondea la bandera boliviana, marciales niños con chaquetas rojas marchan al compas de instrumentos nativos, por la loma precedidos de niños “wilasacos” un conglomerado de gente ataviados con su mejor ropa bajan el 6 de agosto de 1964. La escuela de Livichuco ingresa a los actos preparados por la central de Cacachaca, ese año Livichuco hacía historia, los niños ganarían en todas las actividades. Sus chompas teñidas de rojo, hechas por sus manos, el teatro, las marchas, el canto, la música y en el campeonato de futbol Livichuco se alzaba como campeón.
¿Que había cambiado? Una escuela donde las ventanas no eran más que cuencos sin vidrios, la puerta sin puerta, boca desdentada, los asientos de adobe, aula sin pizarra, sin nada. Se alzaba con palmares en el acto de la Patria.
Siendo joven la discusión con mi padre terminó con una mirada profunda y la frase: “La escuela para el campesino siempre fue privada”. No comprendí sino a través de las historias que mi padre y mi madre contaban de los primeros años de profesor rural.
Cuando no existen condiciones la imaginación del profesor crea las mejores condiciones pedagógicas. Cuando llegaron mis padres a Livichuco, la escuela seccional era apenas un remedo de cuatro paredes y techo, sin puertas ni ventanas, sin pizarra ni asientos. Organizar la escuela ha sido y es hoy en día una de las funciones del profesor, rural y urbano, uno de los pilares de la escuela.
Su condición de futbolista le valió para organizar, para dar los medios a sus alumnos. Las primeras tareas que los comunarios realizaron a su pedido, fue cazar y hacer tasajo, charque de vizcacha para venderlos en la Mina de San José de Oruro, escoger latas de leche en los basureros, llevar tintura roja, llevar pizarras individuales, tizas y algún cuaderno, proveer de lana a sus hijos(as), comprarse chuteras y uniformes, puertas y ventanas, alguna silla entre otras cosas.
Las cuotas eran descomunales y la preocupación de los alcaldes escolares no cabía sino en la alegría del futbol diario, en la hora que el sol quiebra su luz. Profesor, consejero, entrenador, en la soledad del campo la familia del profesor aprendía la Patria.
Los niños sólo jugaban, hondas, piedras y macunkos servían para la matemática, las filas de latas de leches llevaban números que volteaban a diario; los niños considerados con problemas de aprendizaje eran los que tenían en su mano la suma y la multiplicación. No podían fallar, cada quien tenía en su pizarra los números volteados, en suma y multiplicación debían tener los puntos más altos y lo que hacían de arbitro recibían insultos y correcciones para no equivocar con los ganadores.
La lectura se hacía con letras que se escondían y aparecían en mitad del campo, o en frente de su vista, los metros y las medidas se hacían jugando a comprar o corriendo.
Los más viejos del pueblo dudaban, siempre veían a niños jugando, el profesor jugando nada más que jugando o haciendo marchas, vuelta y contra vueltas como si fueran reclutas de un cuartel que no existía sino en el silbato. En cabildo del pueblo organizan un comité de denuncia y cambio de profesor. Los más jóvenes no decían nada pero seguían jugando.
Cuando la comisión vuelve de Oruro con los supervisores, encuentra niños que habían aprendido el castellano, que contaban cuentos en español y en quechua, que sumaban y multiplicaban, mes después ganaban y eran el mirar de las gentes de los pueblos aledaños. Cuando mi padre leyó a Freinet simplemente sonrió, cuando leyó a Gorki seguro recordó el cuartel, cuando se le habla de tecnología educativa mira la televisión, la computadora, el libro, cuando escuchó en la Javeriana de las corrientes educativas, de los psicólogos, de cómo enseñar, en su mente estaría de cómo enseñó en las escuelas y colegios rurales, cuando se le habla de educación y del currículo se le agolpan las palabras y quisiera decir mucho y sonríe. Jubilado de la enseñanza, sigue siendo maestro y nos manda silabas, nos enseña las posturas y de cómo enseñar a sus nietos. Protesta balbuceando y ríe, o simplemente no dice nada.
Mi madre decía que el queso, los huevos y las carnes de cordero, vizcacha y perdiz no faltaban, el pueblo daba al maestro víveres perecederos para que profesor y su familia complementen su comida. Desde Crucero, hasta donde llegaba el camión de transporte, a Livichuco eran algo más de cuatro horas, probablemente cuatro leguas a decir de mi madre. A pie o en bicicleta, se cubría esta geografía hasta la escuela, con mi hermana a cuestas y el que escribe en el vientre, años después en hombros de algún comunario designado para tal fin.
Y la escuela era privada para mi padre. Y claro parte de su salario eran los víveres, y la escuela se levantaba piedra a piedra sin ayuda del estado, ayer como hoy en las ciudades y en los pueblos. No todo privado es malo, y no todo fiscal es bueno y viceversa. Si, en esto tenía razón mi padre y hoy vale todavía su frase.
La mirada en el futuro es una mirada que debe venir desde el fondo de lo que somos y de cómo nos formamos o deformamos, como quieran llamarlo. La escuela privada tiene su deber ser, sea en escuela, secundaria o universidad. Si la mirada no está en nuestra geografía caeremos en el elitismo que se repudia. Antes de la ley, normaron que la escuela privada no puede cobrar más de un cierto monto, los de ayer y los de hoy, los del poder, miran en la escuela privada como forma de perpetuar su poder, los de abajo para correr el futuro. ¿Qué porcentaje de los que pregonan no cobrar tienen sus hijos en la escuela privada?, ¿por qué las universidades privadas proliferan y son consideradas como buenos en el estado? ¿Por qué los hijos del poder van a esas universidades? Porque, simplemente, es a lo que aspiran los nuevos dueños del poder, los obreros, los campesinos seguirán pagando su cuota parte huelga decir el por qué. Los de arriba escogerán las privadas porque no creen en lo que hacen. ¿Qué importa si cobran más? Mañana será otro día, total cuando el conocimiento nos mendiga, la imaginación nos socorre, por ahora nos falta algo en el bolsillo, pero no en la mente.
Por eso cuando dicen que multaran a los que cobren en la escuela fiscal por colocar vidrios, por pagar a los profesores de informática, por pagar papelería, por pagar la realidad, la realidad convierte a los voceros del estado en bufones, para que el pueblo tragicómicamente dé volteretas y modos para seguir pagando su escuela fiscal privada. Sueñan con dar energía a otros países, piensan que seguiremos utilizando un foco, cuando las escuelas tienen frío o calor, cuando las escuelas son miradas sin ser miradas. La energía no sólo sirve para encender y apagar un foco, sino para encender y apagar maquinaria que construye escuelas, que siembra y cosecha alimentos, Piensan que no seremos más, por eso sueñan en no morir y seguir exportando. Y me niego a soñar así.
La educación es privada porque cuando un profesor se dedica a la docencia, creando tecnología, es que alguien subvenciona su labor y no es el Estado. La esposa de un profesional que trabaja, dedica a sus alumnos tiempo y algo de dinero, porque en casa está asegurado el pan, lee y crea, porque sabe que sus hijos leerán y comerán. Los profesores que no tienen, buscan en el tiempo libre el pan sea, en la ciudad o en el campo, y es que cuando el hambre aprieta la razón calla.
Los rincones de saberes no son rincones ni esquinas, son nuevos juegos, ¿quién llevará el dinero de la alasita para sumar y restar sino es el profesor?, ¿quien jugará a sumar y restar en esos rincones, sino no son los profesores y los alumnos?, ¿quiénes vigilaran los juegos sino los padres?, no serán los que hacen leyes, por supuesto que los que hacen empresa pagan a profesores, porque saben que cuanto más preparados existirá réditos, el estado parece no saber o no querer saberlo. Quebrar la educación privada será tanto como quebrar parte de su propia columna. La diosa tecnología no quiere hablar castellano ni los idiomas originarios, habla ingles como dice el poeta. La misma tecnología ha puesto en nuestras manos el conocimiento, el utilizar ese conocimiento para la patria es tarea de todos, privados y no privados. La violencia es violencia sea activa o pasiva, sea huelga o sea revuelta. En la educación puede estar el resolver conflictos sin acudir a la violencia. Al final una pala es pala aquí y en cualquier parte del mundo. No es el arma que da dentelladas sino la mano, el cerebro y la vista que la impulsa. Un profesor boliviano, ni más ni menos educará como boliviano al niño de quien es mentor.
Cuando todos quieran estar en colegios fiscales, aún cuando se pague, mucho, algo, nada o casi nada, entonces los privados no serán vanguardia.
La escuela es la escuela, donde concurren, como en Livichuco, un mundo de sueños, sueños que quieren más y no menos, y adelante ladrillo tras ladrillo se construye y un grano no es la playa pero los muchos constituyen la playa desde donde se mira el futuro.
Nota: Con las faltas y horrores ortográficos como homenaje a mis padres Nelly y Corsino y con ellos, a mi profesora de escuela, a mis profesores de colegio, a los profesores de Bolivia.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.