La secuela que dejó el intento de gasolinazo se observa particularmente en los mercados de todas las ciudades, pero el problema se extendió al comercio de los abarrotes pasando también por otros negocios donde se ofrecen productos complementarios de uso hogareño, que sin ser de primera necesidad como los alimentos, no dejan de ser parte del uso cotidiano tal el caso de una variedad de productos para bebés, los de aseo personal y limpieza en general.
Según los observadores nada está fuera de la espiral inflacionaria y el pretexto de sobreprecio en los artículos de consumo masivo se extendió a todo el sistema comercial haciendo más dificultoso el sostenimiento de la canasta familiar básica que ha quedado prácticamente fuera de contexto.
Si bien podrían justificarse algunos precios compensatorios por ejemplo en verduras por las condiciones climatológicas que afectaron algunas cosechas, frenando la producción y mermando la oferta, situación que sin embargo tendría que ser temporal y no constituirse en otro pretexto para alentar la especulación general.
El comercio gremial argumenta en muchos casos que el alza de precios de muchos productos se debe a una elevación dispuesta por los distribuidores mayoristas que han reajustado los valores de venta, lo que obliga a los intermediarios y los revendedores a subir los precios en los mismo porcentajes que –reconocen– están por encima de los vigentes hasta fines del año 2010.
El efecto arrollador de la espiral inflacionaria comenzó con el gasolinazo que si bien duró pocos días permitió a los comerciantes subir sus precios que ya no bajaron al suspenderse la medida, como pasó con las tarifas de transporte, lo que muestra una absoluta falta de coordinación de las autoridades que no tienen suficiente capacidad para imponer medidas de resguardo de la economía popular… aunque, ya se sabe que la vigencia del D.S. 21060 de corte neoliberal, como lo reconocen los mismos funcionarios de Gobierno, permite la vigencia en este tiempo del contradictorio sistema del libre juego de la oferta y la demanda que es “amparo legal” para los especuladores.
Como si fuera poco hay que convenir en que el D.S. 0748 y su abrogación crearon incertidumbre agravada en la población, por el repetido anuncio de “subir los precios de carburantes con mini gasolinazos”.
El mayor riesgo de la espiral inflacionaria es que si avanza descontroladamente puede desestabilizar la economía nacional con una secuela de daños directos en los presupuestos familiares. Otro efecto que observan los entendidos es que la crisis especulativa se produce ante un sistema frágil pese a contar con altas reservas financieras internacionales… un hecho real e incomprensible, que viene a ser resultado de la “falta de políticas de incentivo a la producción”.
Se plantean algunas soluciones inmediatas y drásticas, como la anulación total del 21060 y la inmediata regulación de precios, establecer con urgencia un pacto entre gobierno y el sector productivo para reponer en el mercado las cantidades suficientes de productos alimenticios, sin depender del tiempo y condiciones de las exportaciones. Pero lo más importante es que hay que darle tranquilidad y certidumbre a la población y a los productores para que se generen mejores condiciones de abastecimiento para atenuar de ese modo el efecto negativo que está produciendo la incertidumbre con una peligrosa espiral inflacionaria que debe ser detenida.
Fuente: LA PATRIA
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