Miercoles 26 de enero de 2011
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Al ver frustradas nuestras ilusiones de conocer personalmente a los nuevos Ministros que ayudarán al Presidente a salvar a nuestra Patria amada, mi comadre Macacha me pidió que la acompañara a la Feria de Alasitas que fue inaugurada anteayer, a lo cual accedí inmediatamente y con gran recocigo porque muchas veces pensó en que vivimos en un país de alasitas mientras otros sostienen que somos el centro del Universo y que con un poco de esfuerzo podríamos alimentar al mundo.
Ella se emperifolló con sus mejores galas y hasta se atrevió a lucir unos aretes de oro logístico mientras me prestó un reloj de oro perteneciente a su difunto esposo recalcándome al ponérmela en la muñeca “es solamente prestadito y su marca es 2devolverme”, recomendación que me fastidió y me hizo rechazar una dentadura postiza de oro que osó ofrecerme también en calidad de préstamo.
Llegados a la feria de alasitas, mi comadre me explicó (como si yo no lo supiera) que la fe ingenua de nuestras gentes las lleva a creer que toda miniatura que se adquiere en la feria se convertirá en realidad por obra y gracia del fetiche aymara llamado Ekeko; si tú compras una casita en miniatura se convertirá en una casa verdadera y si tú compras Dólares en miniatura éstos se convertirán en dólares de verdad, sucediendo lo mismo con las miniaturas de camiones, buses y automóviles de último modelo.
