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Domingo 23 de enero de 2011

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Revista Dominical

¡Una historia para contarla…!

Betshabé Salmón: “Princesita Azul” que provocó un remezón en el periodismo

23 ene 2011

Fuente: LA PATRIA

Mujeres precursoras del periodismo boliviano escribían en LA PATRIA notas instigando a la superación femenina • Por: Mónica V. Aramayo Quinteros - Editora General LA PATRIA • Fotografías tomadas de libros de autoría de Luis Ramiro Beltrán

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Autobautizada con el seudónimo de “Princesita Azul”, en sátira al soñado príncipe azul, de las jovencitas de su época, Doña Betshabé Salmón Fariñas en 1919 cuando tenía 20 años, escribió sus primeros artículos en el naciente diario LA PATRIA, que consigna entre sus páginas la columna “Colaboraciones Femeninas” en las que las audaces mujeres superando prejuicios “machistas” de la época se animaban a describir situaciones del cotidiano vivir, pero, ya con matices de superación femenina instando al “sexo débil” como se denominaba por entonces a las mujeres, a imitar acciones de rebelión a la usanza europea.

FEMINIFLOR Y

DOÑA “BECHITA”

LA PATRIA fue el escenario donde germinó las primeras ideas de la rebelión femenina en cuanto se refiere al acceso a espacios, incluso periodísticos, que por años; más por tradición que por capacidad, fueron un privilegio del “sexo feo”, tal como se lee en una publicación del 25 de noviembre de 1919 en LA PATRIA, para referirse a los varones.

Años después, en 1921 se da nacimiento a la revista “Feminiflor” creada y elaborada por tres señoritas: Betshabé Salmón Fariñas, Laura Graciela de la Rosa Torres y Nelly López que desafiando todo prejuicio y limitaciones de la época se lanzaron a la arena periodística.

En una entrevista testimonial elaborada por Magaly C. de Vega y Teresa Flores Bedregal, titulada “Con el periodismo en las venas. Testimonio de la jefa de Redacción Betshabé Salmón de Beltrán, incluida en el libro “Feminiflor. Un hito en el periodismo femenino de Bolivia”, cuyo compilador es el hijo de Doña “Bechita”, el Dr. Luis Ramiro Beltrán Salmón, comunicólogo destacado de Bolivia y merecedor del Premio Mundial de Comunicación McLuhan-Teleglobe de Canadá, se narra algunas vivencias de la mujer ícono de los albores del periodismo femenino.

Betshabé Salmón figura en la historia boliviana, como parte del grupo de mujeres que sobresalieron por su gran habilidad de expresión y sensible a las necesidades sociales, motivaciones que además la llevaron a ser parte del grupo de selectas damas que fundaron la Cruz Roja en Bolivia.

Ella nació en La Paz en 1899 y logró su bachillerato del primer liceo para señoritas creado por el presidente Ismael Montes, donde recibió instrucción de maestras extranjeras exigentes con la disciplina.

Su proyección era estudiar abogacía, pero la candidata a “mujer de leyes” terminó consagrándose al periodismo confesando que “no mandan las intenciones, sino el destino”.

“Al principio de éste siglo la sociedad boliviana en general era un círculo cerrado y conservador, donde no entraba nadie que no tuviera gran apellido o, en su defecto, mucho dinero. No había ayuda a los pobres, nadie se ocupaba de sacar al indio de su ignorancia. La mujer no podía estudiar, ni trabajar. El hombre dominaba todo”, sostuvo en la entrevista.

En Oruro a donde vino a radicar en 1918, consiguió un trabajo como secretaria en la oficina del Representante de la Casa Arauco, aunque ella se sentía “loca de alegría” por su oficio; su madre era la que soportaba las críticas porque su hija trabajaba en un espacio que hasta entonces era privilegio de los varones, pues las mujeres debían conformarse con ser maestras o vendedoras de tiendas.

Cuando en la entrevista publicada en el mencionado libro, se le consultó ¿cómo era considerada la mujer a principios de siglo? dijo: “Como un ser inferior, sufría restricciones en todas las esferas sociales y muchas actividades. La mujer orureña de entonces padecía muchas injusticias, discriminación. No podía trabajar. Si era de sociedad tenía que ser una niñita piadosa, educada, que no se moviera del balcón de su casa esperando, tejiendo, cosiendo hasta que pase su príncipe azul para invitarla”, respondió.

Las jóvenes que marcaron historia, en 1919 crearon el Círculo Artístico Intelectual de Señoritas. Ella ya con sus 81 años y cuando radicaba en Quito – Ecuador, afirmó que de la frivolidad con que realizaban las primeras reuniones en ésta institución, nació la idea de crear “Feminiflor”, con pensamiento totalmente progresista.

Bechita decidió casarse en 1927 con el orureño Luis Humberto Beltrán, quien ocupó cargos importantes en el gobierno de Oruro, pero a pesar que le pedía que ella se quede en el hogar cuidando a sus hijos Oscar Marcel y Luis Ramiro, y no participara de muchas actividades, habían momentos en los que su amado recurría a Betshabé para pedir que hable con las mujeres de la ciudad para que estimulen a sus esposos a salir en defensa de la patria y marchar a la Guerra del Chaco.

MUJERES

DE PRINCIPIOS

DEL SIGLO XX

Junto a Betshabé aparecen los nombres de otras mujeres que escribiendo con seudónimos o sus nombres propios aportaron a la historia del periodismo femenino, ellas son: Laura Graciela de la Rosa Torres, Jazmín, Soledad, Violeta.

En el archivo del diario LA PATRIA, el 7 de octubre de 1919, se consigna uno de los primeros artículos de la “Princesita Azul”, titulado “A la hora del Ángelus”, en el que la entonces inquieta y entusiasta joven que saliendo del encierro hogareño de la época escribía los antecedentes de lo que con los años se convirtió en el hito del periodismo femenino.

En la sección actualidades del mismo diario con el mismo título “A la hora del Ángelus” se menciona: “Hoy cumpliendo siempre nuestro ofrecimiento a los lectores de LA PATRIA, insertamos en la sección respectiva el artículo literario, con cuyo título damos comienzo a estos renglones y que pertenece a nuestra inteligente colaboradora: PRINCESITA AZUL”.

“Hermoso día de verano, el Astro Rey, ya se esconde moribundo detrás de las elevadas montañas, el hermoso azul purísimo del firmamento está cubierto de celajes purpurinos, una brisa suave y embalsamada de deliciosos perfumes, sopla blandamente y la naturaleza entera parece convidar al reposo”, señala el primer párrafo del artículo en el que Betshabé Salmón con tinte poético describió un paisaje y la relación familiar de un labrador.

REBELDÍA

Y CARIDAD

“Jazmín” la rebelde escritora, en otra ocasión el 16 de octubre, se refirió al llanto de las mujeres justificando que las del denominado “sexo bello” no lloran por hipócritas o por querer convencer con su llanto, sino porque cuando lo hacen: “las mujeres lloran con alma vida y corazón”, atreviéndose la autora a criticar a los varones que se tragan las lágrimas por mostrarse valientes sin comprender que están traicionando a sus propios sentimientos “si es que tienen…”

En otro artículo la misma autora cuestiona el porqué las mujeres desde el momento que se casan deben incluir en su nombre el enlace “de” junto al apellido de su esposo y no ocurría lo mismo en el caso de los varones. “Así por ejemplo, si ella se llama Luz, debe firmar Luz de…Mientras tanto el esposo no firma Carlos de…”, critica, advirtiendo que el día que Jazmín se iba a casar, la condición hacia su esposo sería no firmar Jazmín de…, por considerar humillante la pérdida de su apellido propio.

En otro artículo critica cómo la sociedad, incluida la justicia emitía valores contra la mujer, citando como ejemplo el suicidio de un artesano “por culpa” de una mujer, extremo de culpabilidad que fue consignado en la sentencia del juez.

Mientras que “Violeta” con toque más suave era la encargada de convocar la solidaridad y la caridad, para apoyar por ejemplo las acciones de las Hermanas de la Caridad que atendían a los ancianos en el Asilo de Ancianos “San Juan de Dios”.

“SILUETAS FEMENINAS”

En la columna “Siluetas Femeninas” la autora que escribía con el seudónimo “Agua clara”, con probabilidad es quien se animó a predecir el futuro periodístico de las creadoras de “Feminiflor”, pues en la página 7 de la edición del 6 de noviembre de 1919, decía: “La justicia entra por casa. Es una verdad; por ello empiezo con las siluetas de mis colegas y cuando acabe con la familia periodística, una por una haré mis víctimas a todas las señoritas de la localidad…”.

En “Siluetas femeninas”, se conocía la descripción física de las mujeres que escribían en LA PATRIA al amparo de diferentes seudónimos, pero sin revelar su verdadera identidad. “Agua clara” hacía una descripción retórica-poética de sus colegas periodistas, permitiendo al lector imaginarse a las divas del periodismo de principios del siglo XX.

HUMANIDAD

“Soledad” otra de las colaboradoras en su artículo “Bajo la tierra, pero vivo!!!”, del 10 de diciembre de 1919, describe con cierta crudeza el trabajo de los mineros que “provistos de sus respectivos mecheros se internaban a las fauces de un socavón”. “Pobre minero que sufre sin descanso. ¡Qué pena! me da no poder consolarlo, ni ayudarlos. Recibid en medio de vuestras desdichas, la palabra de aliento de una mujer y que Dios os de valor, hasta un día que quizá no sea tan lejano, en que se presenten otros hombres más humanitarios que los de hoy”, escribió.

Laura de la Rosa a sus 13 años comenzó a escribir aspectos referidos a la naturaleza, producto de un viaje de vacaciones a la ciudad de Cochabamba describiendo en un artículo del 20 de noviembre del mismo año, una vivencia en la quinta “Cala Cala”, donde recurriendo a la metáfora describe los animales y las flores del lugar.

Un mes más tarde en una carta enviada a su maestra Lola Cardona, en cuyo honor en la actualidad una unidad educativa lleva su nombre, invita a sus compañeras de colegio a realizar un viaje a la ciudad valluna “para almacenar durante dos meses de vacación vida, salud y fuerza para principiar el nuevo año escolar con entusiasmo y energía”.

Laura de la Rosa, por entonces sugirió a las autoridades costear el viaje de las delegaciones en señal de premio a los mejores alumnos.

Fuente: LA PATRIA
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