Algunas reflexiones sobre la crisis del capitalismo
22 ene 2011
Por: Adhemar Avalos Ortíz
Resulta sumamente evidente, tal y como lo expuso en términos generales Marx, que el punto flaco del sistema capitalista, la tasa general de ganancia, se hace cada vez más vulnerable ante las vicisitudes del mercado ampliado, poniendo en grave peligro al beneficio que objetiviza el capital, cuyo crecimiento de su composición orgánica (relación entre capital constante y variable), producto del desarrollo tempestuoso de la tecnología, continúa siendo el factor fundamental y causa última de la paralización del proceso de acumulación capitalista, llevando al extremo la contradicción fundamental del capitalismo entre el carácter social de la producción y la forma privada de apropiación de los bienes producidos, vía plusvalía. Adicionalmente, en ex países socialistas, especialmente en Rusia, el capitalismo salvaje ha llevado a la apropiación arbitraria, inclusive, de los fondos de reposición y desarrollo de los medios de producción para usos suntuarios.
La crisis es una oportunidad única que afecta a la gobernabilidad del capitalismo y de su Estado. El poder político se hace más vulnerable y las tentaciones autoritarias tampoco le servirán, ya que solamente empeorarán la situación. Se debilita la facultad para decidir qué producir, cómo y para quién. Se abren conflictos entre las diversas fracciones de la burguesía, que serán más o menos decisivos, dependiendo de la capacidad de la clase revolucionaria y sus aliados para intervenir en la lucha de clases, buscando transformar la crisis económica en una crisis política que abra las puertas de la superación revolucionaria del capitalismo. No obstante esto no vendrá pronto ya que el capitalismo ha sabido sobrevivir a muchos procesos críticos y salir triunfante de sus fracasos.
En este sentido, en el Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros celebrado en Atenas del 18 al 20 de noviembre de 2005, bajo el lema “Tendencias actuales del capitalismo y su impacto económico, social y político. La alternativa de los comunistas”, el Partido Comunista de la Federación Rusa advertía lo siguiente: “El riesgo de colapso económico mundial es mayor cada día. La economía globalizada demuestra que, a pesar de la alta concentración del capital, las ganancias representan cada vez un porcentaje menor de las cantidades millonarias que mueven las grandes multinacionales. Las operaciones de ingeniería financiera, con el objetivo de “maquillar” las cuentas de resultados de las grandes empresas, son práctica habitual para tratar de ocultar la situación, pero no pueden, en ningún caso, frenarla. El capital se encuentra con dificultades crecientes para completar su ciclo de reproducción ampliada. Altísimos niveles de especulación y el recurso a la financiarización no sólo no resuelven sino que complican aún más el panorama”.
Particularmente, el capitalismo ruso, ya en los linderos de su fase imperialista, acaba de salir del período llamado “acumulación originaria” del capital. La forma principal de la estructuración de los capitales rusos ha sido el saqueo, bajo el paraguas de la privatización, de la enorme propiedad socialista generada por varias generaciones de trabajadores durante la etapa socialista. Cualquier capitalismo recurre para su desarrollo inicial acelerado al crimen y la corrupción, pero el capitalismo ruso tiene un carácter aún más criminal y rapaz. En Rusia es muy bajo el nivel de pago del valor de la fuerza de trabajo: El salario promedio alcanza apenas a un 10% del valor de la fuerza de trabajo. Esta situación es impuesta a los trabajadores por la casta gobernante con el uso de métodos pseudolegales y policíacos, ya sea de manera solapada o abierta. La mayoría absoluta de los capitalistas rusos no se atiene a las normas técnicamente fundadas de la reproducción del capital fijo y en los hechos no cumple la cuota de amortización para la reposición y renovación de los medios de producción. Estrictamente, estos fondos se convierten en los ingresos de los propietarios y se excluyen del ciclo económico de producción-circulación. O sea, se depredan los recursos indispensables para la reproducción simple, sin hablar ya de la ampliada. Son tan angurrientos que no se conforman solamente con la plusvalía.
En este contexto difícil, la clase media, la que no reconoció suficientemente Marx por las condiciones diferentes del Siglo XIX, debe jugar un papel decisivo en el conflicto social, aglutinando en su entorno a amplias capas populares que, movilizadas por contradicciones secundarias o por reivindicaciones parciales, deben inclinar la correlación de fuerzas a favor del comunismo y se requiere un verdadero Partido Comunista que, asumiendo el papel de vanguardia, impulse y oriente la lucha organizada de las clases y grupos sociales oprimidos ante el incremento de la explotación y la infinidad de problemas que el capitalismo en todas sus versiones, incluyendo la neopopulista que revive el capitalismo de estado en Latinoamérica, impone a las grandes mayorías.
(*) Politólogo
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