Cada día nos vemos sorprendidos con una serie de hechos que suceden en la economía nacional que además de afectarnos directamente se convierten en factores de sorpresa para quienes escudriñan la situación boliviana y que por supuesto no alcanzan a comprender-como nosotros- lo que sucede con grandilocuentes explicaciones sobre una economía en auge, con la reserva monetaria más importante del último tiempo y que crece cada día, pero al mismo tiempo con una pobreza alarmante que no disminuye.
Una verdad es que no se trata de un problema aislado o exclusivo de Bolivia, es cierto que el fenómeno tiene ramificaciones internacionales y es producto de nuestra condición de subdesarrollo -aunque el término ya no es el más justo- pero refleja esa dependencia de la gran economía del norte o la europea donde se define la suerte de los países en “vías de desarrollo”.
Lo contradictorio es que teniendo la riqueza que poseemos, la extensión de superficie territorial que nos dotó la naturaleza, disponiendo de la variedad de climas, regiones y atractivos seguimos en esa línea de perder el tiempo en los menudos problemas de la política sectaria en lugar de dedicar de manera general todas las fuerzas mentales y materiales a construir la patria progresista uniendo esfuerzos para avanzar y no para “poner trancas”.
De nada sirve que nos hablen de las macro cuentas de reserva que tenemos a través del Banco Central si su beneficio no llega a los bolsillos de la gente, esa que trabaja muy duro y vive con lo mínimo, esa otra que apenas tiene para el pan del día y ese alimento básico ya subió de precio, la que no tiene empleo fijo y se convierte en comerciante informal y evasor impositivo, o esa minoría que usufructúa del Estado y sólo afirma su economía personal… paradoja que vivimos en Bolivia.
Una dolorosa realidad que golpea la conciencia ciudadana en una Nación con inmensa riqueza natural, envidiable cantidad y variedad de recursos naturales y estratégicas materias primas, pero al mismo tiempo con bajos índices de crecimiento y altos índices de pobreza.
Para algunos personeros del Gobierno los problemas de la inflación son temporales, cíclicos y ya pasarán… sin embargo, no se trata de pocos días, el asunto es de varios meses y su efecto ha distorsionado severamente la economía de la gran mayoría de familias, cuyos salarios ya no pueden cubrir ni medianamente el costo de la canasta familiar que se elevó a las nubes.
Pero desde el ministerio económico se repite la “cantaleta”, como la remarcan los analistas y algunos políticos, cuando se refieren al monto de las reservas y su elevado crecimiento, pero su inutilidad práctica para paliar por lo menos en parte la dura crisis que lastima la dignidad de la mayoría de bolivianos.
No podemos seguir viviendo de discursos y planes teóricos de difícil aplicación, hay necesidad de implementar verdaderas políticas que muevan un mecanismo interno de productividad garantizada y de beneficio colectivo, que se base en el uso de nuestros recursos naturales, en un país inclusivo y al mismo tiempo solidario lo que permitirá que tanto el área rural como las ciudades sientan de manera directa la utilidad que nos proporcionen nuestras propias riquezas y que para poder explotarlas no nos endeudemos más, acudamos a las macro reservas que tenemos, esto parece lo más práctico y útil en el tiempo presente para sortear las dificultades y asentar el desarrollo sostenible que queremos.
Fuente: LA PATRIA
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