Jueves 13 de enero de 2011
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La gran mayoría de nuevas enfermedades proceden del mundo animal, algunas transmisibles al ser humano: Gripe aviar, EEB, sida, tuberculosis llegan a nosotros porque el hombre se entromete en la vida de los animales utilizándolos para su consumo en una producción tan vertiginosa que el ritmo vital y de crecimiento de estos animales nos es ocultado para no “herir” la sensibilidad del consumidor de carne.
Uno de entre muchos ejemplos fue sacado a la luz por la revista alemana Stern, la que publicó un artículo titulado “Muchos pollos de crianza apenas pueden andar”, realmente sólo 1 de cada 45 pollos puede moverse normalmente. Esto se produce porque tienen que engordar a una velocidad increíble, es decir, los pollos tendrán 40 días de vida y cada día tienen que engordar 100 gramos. Son bebés con cuerpos de adultos que no pueden mantener su peso. ¿A quién sorprende realmente que nosotros enfermemos cuando lo cierto es que nada parte de nosotros que no vuelva a recaer sobre nosotros?.
La mayoría de las personas han perdido la relación con la vida, y con los animales. Millones de personas viven en ciudades y raramente han visto una vaca, un cordero o un pavo y cuando tienen un filete en el plato han olvidado que ese trozo de carne antes perteneció a un ser vivo que contra su voluntad fue llevado al matadero para ser cruelmente matado. Es posible que durante las vacaciones acariciemos con gusto a una vaca, pero al llegar al hotel por la noche, nos la comemos también con gusto.