Este asunto no es de reciente data, al contrario se arrastra desde muchos años atrás y por lo visto – hasta ahora – no hay autoridades que pongan las cosas en su lugar y sancionen severamente a los incumplidos, entre representantes de instituciones, empresas, consorcios, dependencias públicas estatales y locales que demuestran absoluta irresponsabilidad en el cumplimiento de una apreciable cantidad de convenios…que no son honrados como corresponde.
Varias gestiones de autoridades oficiales, en lo que fue la Prefectura, otras que pasaron por las diferentes instancias del Gobierno Municipal y ahora la Gobernación confrontaron problemas porque no se cumplieron convenios que fueron suscritos en actos públicos y que en muchos casos recibieron recursos financieros inclusive sin comenzar las obras.
Son muchos los casos que están incluidos en la lista negra de irresponsables y lógicamente son demasiadas obras, grandes, medianas y pequeñas que no avanzan en los programas definidos y transcurre un tiempo inexorable de perjuicio para el pueblo y para las entidades contratantes.
La mayor parte de incumplimiento registran las empresas constructoras que se adjudicaron contratos en vías camineras, luego están las que debieron entregar obras en dependencias públicas o por cuenta de éstas en algunos sitios de la ciudad, peor el caso si se habla de las fallas en obras provinciales.
Un verdadero caos que no ha sido remediado y que por supuesto sigue siendo la causa de varios procesos que tampoco avanzan y sólo se constituyen en una especie de amenaza contra los incumplidos, pero muy raras veces culminan con la aplicación de sanciones en la proporción de la irresponsabilidad que demuestran “orondos” ejecutivos que hacen de Oruro el paraíso de los contratos incumplidos.
Sin retroceder en el tiempo y sólo como ejemplo de lo que ocurre en materia de incumplimiento y falta de autoridad: un consorcio caminero demora más de lo necesario en “reiniciar” operaciones en el tramo caminero Toledo – Ancaravi, una empresa que encaró el proyecto de cerrar el patio prefectural con una cúpula y elementos añadidos, no repara fallas de su trabajo mal hecho, otra empresa adjudicó las obras de construcción del nuevo aeropuerto en la modalidad “llave en mano” no presentó en tiempo definido el “estudio a diseño final” de lo que se considera una obra monumental, más constructoras que operan en el tramo Oruro – Pisiga siguen demorando la conclusión de asfaltado de esa importante ruta hacia el occidente, mientras que en la ciudad no hay quien le ponga el cascabel al gato en el caso del Puerto Seco del que ni siquiera se ha definido su ubicación.
Son ejemplos mínimos de una situación realmente preocupante si añadimos una larga lista de contratos incumplidos, una pasiva acción de autoridades y un enorme perjuicio para nuestra comunidad.
No es exagerado decir entonces que Oruro se ha convertido en el paraíso de los incumplidos, ítem referencial en el que se incluyen las autoridades que por su parte también incumplen sus responsabilidades y permiten que el desarrollo siga siendo postergado en este departamento donde muchos hacen lo que quieren, especialmente incumpliendo convenios…y pocos que no hacen nada para frenar tamaña iniquidad. Hay que revertir ésta anómala situación que nos hace mucho daño.
Fuente: LA PATRIA
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