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Domingo 09 de enero de 2011

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Revista Dominical

¿Hasta cuándo?

El sindicalismo fue cambiado por el servilismo

09 ene 2011

Fuente: LA PATRIA

El sindicalista legítimo se identifica con los intereses comunes y sociales de los trabajadores • Por: Dehymar Antezana - Periodista

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Hemos vivido etapas históricas en Bolivia, muchas de ellas fueron glorias del movimiento obrero, con dirigentes que tenían muy bien puestos los pantalones para defender una consigna perteneciente a los trabajadores, ya hablamos en el tema salarial u otros.

Pero, lamentablemente hoy ese Norte se ha perdido y por el contrario algunos dirigentes se volvieron serviles al gobierno y traicionaron sus propias convicciones y lo que es más grave, traicionaron el juramento que hicieron al momento de ser elegidos por sus bases.

Y, ¿por qué nos referimos a este tema?, hace muy poco durante las movilizaciones del pueblo en contra del Decreto Supremo 748 bautizado por el pueblo, como el “gasolinazo”, muchos sectores o por no decir la mayoría (hay sustento de notas periodísticas de varios medios de comunicación), que pidieron la dimisión del actual secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), Pedro Montes, quien por sus actitudes propias dejó de responder hace mucho a los intereses del pueblo y principalmente de los trabajadores.

Pero, la idea no es “estrellarse” contra ese dirigente, que en varias ocasiones “explotó” por los cuestionamientos que se le hizo y tampoco es “herir” a los muchos otros dirigentes que fueron elegidos por las bases, con la idea de que ellos por lo menos serían el escudo de defensa de los intereses laborales, pero que a la hora de la verdad se dieron la vuelta y se entregaron a los “encantos del poder”.

Quizás otro mal para que el movimiento obrero sindical esté en decadencia y las ideas revolucionarias se hayan perdido por la “partidocracia”, sea porque ya no hay una escuela sindical, que imparta ideas revolucionarias e inculque en los trabajadores esa formación como era en otrora, principalmente en las minas, cuando cualquier minero estaba en la capacidad de debatir políticamente y con fundamento, los preceptos revolucionarios de la clase laboral.

La idea en esta oportunidad es de reflexionar acerca de lo que es el verdadero sindicalismo, que en los últimos tiempos se ha perdido por completo.

Para ello tomaremos en cuenta algunos conceptos que nos permitirán encontrar el camino que habíamos perdido por las “seducciones” de quienes detentan el poder.

Como parámetro hemos recogido este tema del educador y escritor, Eusebio Tapia Aruni, quien a través de su libro “Principios elementales del sindicalismo” hace notar el verdadero rol que debe tener un dirigente sindical.

Una visión muy resumida de lo que es el sindicato, que proviene del término sindicar, lo que quiere decir acusar.

En el siglo XVII en Roshdally – Inglaterra, los hombres y mujeres trabajadores fueron obligados a competir con las máquinas en la producción de bienes de mercancía.

Los obreros se organizaron en pequeñas logias o grupos corporativos y en las concentraciones que tenían acusaban a los patrones de “explotadores”.

Entonces, del término sindicar origina “sindicadores” y la organización de sindicadores se denomina “sindicato” y de esto genera el sistema de organización, que es el sindicalismo.

Según Tapia, el sindicato no existe por la voluntad de los patrones o de los gobernantes o por una ley o decreto por la clase dominante. Mientras que el sindicalismo, es legítimo instrumento de autodefensa de los trabajadores en las fábricas, en las minas y el campo.

La organización sindical, es la entidad que defiende a sus afiliados, vela por el bien social de los trabajadores. Es un instrumento de lucha organizada que defiende a hombres y mujeres proletarios que venden diariamente sus fuerzas de trabajo, para subsistir.

La organización sindical no necesita metrallas, ni tanques de guerra, la sociedad o el pueblo organizado es una fuerza poderosa temible, incontenible, capaz de arrollar el sistema oligárquico capitalista.

Un claro ejemplo, fue el paso que dio atrás el Gobierno, que dijo que se hizo caso al pedido del pueblo para derogar el “gasolinazo”, aunque después se contradijeron señalando que los de la “derecha” fueron quienes se opusieron a la vigencia del D.S. 0748.

CARACTERÍSTICAS

El elemento esencial de la organización sindical es el dirigente o los dirigentes que forman un comité ejecutivo o directorio que se encarga de velar los destinos de una determinada agrupación laboral. Pero, como decíamos a un principio, no todos cumplen su rol como debería ser.

El dirigente sindical viene de las bases, es elegido en congreso o reuniones magnas.

Los dirigentes verdaderos no ejercen dualidad de funciones, no son funcionarios públicos ni del Estado. Ningún funcionario de Estado, público o de ONGs, incluso Iglesia puede ser dirigente sindical, asociación, junta vecinal o comité cívico.

El dirigente consciente obra con honestidad, no acepta sobornos, dádivas ni aceptas chantajes de quienes detentan el poder. No utiliza a la organización como base social para el “trampolín político”. Quien lo hace infringe los principios de la lucha sindical, lo cual debe ser considerado como una traición y debe ser sancionado.

CONDUCTA

La conducta del dirigente debe ser sociable, sincera, natural, participativa, comunicativa, popular con todos, no ser egoísta, no ser prepotente, no debe caracterizarse de un burócrata sindical; debe tener solvencia moral y personalidad.

El dirigente debe ser flexible con sus compañeros de directorio, ser honesto, aceptar la crítica para mejorar su conducta, para elevar su capacidad e inteligencia.

“Quien reprime a la crítica, es dirigente cretino”, asegura Tapia. Por el contrario a la crítica se responde con inteligencia y con altura. El revolucionario no milita en los partidos políticos neoliberales o de otra índole, siendo servil.

ÉTICA

El dirigente sindical debe gozar de solvencia moral, en su familia, en su comunidad, con sus vecinos, con sus afiliados y en la sociedad. No tener malos antecedentes, no haber malversado fondos sociales, dinero de las organizaciones o instituciones en provecho personal.

No debe ser paternalista y proteccionista, no abogar en defensa de los malos comportamientos de sus afiliados, como no ser puntual al trabajo, faltar a las jornadas de trabajo, estado etílico en trabajo, actos inmorales, actos de vicio y otros.

La misión del dirigente sindical es la defensa de la dignidad de sus afiliados, ante todos los abusos del patrón, del exceso de las horas de trabajo, rebaja de salarios, descuentos indebidos, maltratos, físicos o en obras.

Los buenos dirigentes rinden cuentas a sus bases cuando concluye su gestión. El que tiene cuentas pendientes es vetado a ocupar cargos en la dirección de la organización.

CARACTERÍSTICAS

En las características que deben tener los dirigentes sindicales, Tapia hace las siguientes diferenciaciones entre los tipos de sindicalistas que existen, de los cuales los primeros deberían estar al mando de las organizaciones sociales y sin vulnerar los principios fundamentales, por los cuales fueron elegidos.

En el caso del sindicalista legítimo, nace de la misma necesidad de los trabajadores y sus dirigentes salen elegidos en asamblea o en sus congresos y se identifica con los intereses comunes y sociales de los trabajadores, oprimidos y explotados, dentro del principio de la lucha de clases.

Practica y aplica el centralismo democrático, en la que participan todos, con una conducta disciplinaria de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo. Practica solidaridad permanente interna e internacional. Actúa con independencia y soberanía sindical.

Mientras que el sindicalista paralelista, para Tapia, es traidor, dirigido, “instrumentado” por los patrones o gobernantes.

Los dirigentes paralelistas, son, como su nombre lo dice, paralelos al servicio de la parte patronal, a los gobiernos de turno o de facto, a los explotadores, saqueadores. Los dirigentes paralelistas son verticalistas, impone de arriba hacia abajo, practica el nepotismo. Fácil se convierte en compadre y ahijados de los patrones o de las autoridades, se venden”.

Acotó que este tipo de dirigentes obran con prepotencia y soberbia, chantajean a los dirigentes legítimos, protegidos por los poderes oficiales, o de los patrones, “en la que campea la gente maleada, pervertida, traficante, y vividor del sindicalismo, son prorroguistas, se creen dirigentes infalibles o insustituibles.

En su clasificación establece al dirigente anarco amarillista, como aquel que hace discursos enmascarados de revolución, no partidistas. Porque no le gusta la disciplina, no le gusta el centralismo democrático, no le gusta ser subalterno, siempre pretende ser el ejecutivo, así no lo hayan elegido.

Finalmente, establece a un cuarto tipo de dirigente sindical, como es el amarillo permisible, y es aquel que aprovecha la frágil conciencia de la gente, arrastra a los trabajadores a posiciones de caos y anarquía, en lugar de luchar contra los opresores, combate a los revolucionarios.

OBJETIVO

El objetivo del sindicalismo es transformar la sociedad capitalista explotadora, por una sociedad más justa, solidaria y fraterna, según Tapia.

Su meta política es tener un instrumento político liberador, que exprese y represente el sentir del pueblo, sin límites excluyentes ni de racismo.

En el tema ideológico, descolonizar la mentalidad y el pensamiento, crear conciencia con solidaridad social para la toma del poder político y construir un gobierno justo.

Ojalá haya servido revisar estos conceptos para encaminar el movimiento sindical, caso contrario, tendremos que conformarnos con lo que tenemos y seguir sufriendo los abusos del poder.

Fuente: LA PATRIA
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