Vale la pena aclarar ante nuestros lectores que de ningún modo nos oponemos al progreso, al adelanto tecnológico y la posibilidad de que nuestro país, como pocos actualmente, pueda incorporarse al avance de las comunicaciones vía satélite y con un aparato propio y exclusivo que costará 300 millones de dólares, de los cuales 45 serán directamente financiados por el Tesoro General de la Nación (TGN) y los 255 restantes corresponden a un crédito “amistoso” que nos otorga el Banco de Desarrollo Chino y que tendremos que pagar de cualquier modo en un periodo de 15 años, más tres de gracia.
Coincidimos empero con las opiniones de muchos entendidos en la materia al señalar que se trata de un gasto muy costoso para compensar los beneficios tecnológicos que presumiblemente nos brindará el satélite chino que entre otras cosas tiene una vida útil de sólo 15 años. Nadie dice nada sobre lo que se deberá hacer cuando el equipo chino termine su ciclo de vida y cuando con seguridad como país estaremos todavía endeudaos con la China.
Es interesante saber que ya tenemos una Agencia Boliviana Espacial (ABE), cuyo ejecutivo firmó con un emisario de la empresa china “Gran Muralla” el convenio para la construcción del satélite y su puesta en órbita en el año 2013.
Como se trata de 300 millones de dólares en juego los dirigentes políticos nacionales de la oposición y también algunos responsables y serios del sector oficial se han referido al tema y lógicamente cifras más, o cálculos menos hay una muy cercana posición con los 350 millones anuales que representa la subvención al precio de los combustibles y que para nuestro Estado significó 1.500 millones de dólares en el último quinquenio, cuya eliminación debe ser tarea de todos para que su recuperación beneficie a todos los bolivianos.
Si hay objetivos precisos y los mismos requieren de financiamientos de alto monto parece que como opinan los analistas más serios el tema es cuestión de prioridades reales y no de elucubraciones “espaciales”, consiguientemente en un país como el nuestro lo principal debería ser crear las condiciones más propicias para eliminar –paulatinamente– la subvención a hidrocarburos y llegar a un estado de equilibrio en que nuestras finanzas sean reales y entonces podamos proyectarnos al espacio… mientras tanto vivamos con los pies puestos en la tierra.
Hay que hacer ahorros, hay que utilizar de la mejor manera nuestros recursos estratégicos y las utilidades que se obtengan por su comercialización, hay que invertir en ampliar las actividades de exploración y explotación no sólo en el rubro de hidrocarburos sino también, y con énfasis, en la minería de tal suerte que esos dos factores que generan divisas y regalías fortalezcan nuestro Estado satisfaciendo las necesidades de todos los bolivianos en materia de fuentes de empleo, alimentación, salud y educación, saneamiento básico, agua y alcantarillados, energía eléctrica para todos. Eso es lo que el país necesita.
El asunto de 300 millones de dólares en nuestra economía debe tener un uso responsable de modo que en lugar de cargar deudas al pueblo se obtengan utilidades que mejoren sus condiciones de vida de manera general.
Fuente: LA PATRIA
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