Incertidumbre ciudadana frente al año que se va y el que llegará
31 dic 2010
Fuente: LA PATRIA
El calendario del 2010 en su última hoja y sus últimos días nos pone en una realidad que es preocupante por la incertidumbre reinante cuando se acaba la gestión política del actual régimen, sin que se hubiera solucionado uno de los mayores problemas del país que está directamente vinculado a la economía general y sigue postergado frente a la temática política que continúa siendo – según se observa – la prioridad estatal.
No sólo que se acaba el año y la gestión, hay que añadir el registro de conclusión de la primera década de este nuevo siglo que comenzó con muchas expectativas para cambiar los modelos y sistemas que hasta el siglo pasado fueron rémora en el desarrollo de muchas naciones, entre esas la nuestra, marcada por una serie de acontecimientos que alteraron la vida en común, que enfrentaron a nuestros hermanos y generaron una serie de reacciones que ahora se anotan en el libro de una historia de muchas vicisitudes.
La democracia la recuperamos hace más de 25 años pero en los últimos diez años hemos sentido peligrosos remezones que han estremecido la estructura –aún débil– de un sistema que al amparo de ese gran atributo que es sinónimo de libertad y justicia, se mece peligrosamente cuando se afectan sus principales pilares establecidos en sus poderes de administración, tales como el de Justicia, el Legislativo, el Ejecutivo y el cuarto añadido que resulta ser el Tribunal Electoral.
La incertidumbre señalada líneas arriba se complica mucho más cuando no se cumplen las ofertas electorales, cuando no se avanza de manera efectiva en la creación de más fuentes de empleo seguro, porque lo único que se sabe es que sigue creciendo el ejército de los comerciantes informales que entre otras cosas afectan la industria y el comercio legalmente establecidos.
Medidas recientes han conmocionado al pueblo boliviano con un “decretazo” no esperado, con justificativos que todavía dejan dudas, con incremento en precios de carburantes y productos de consumo, con un anuncio de incremento salarial que no compensa el nivel de gastos, con anticipo de medidas de presión por parte de los sectores laborales que acrecientan los temores de la ciudadanía que se siente insegura cuando no se adoptan medidas concretas, por ejemplo en minería ahora con 9.000 concesionarios que han dejado de ser tales y sólo tienen una “licencia transitoria” para seguir operando en uno de los más importantes sistema productivos del país, como el minero, que obliga a cuidar inversiones, atraerlas y no ahuyentarlas.
Pero en la misma línea de concesiones otorgadas por el Estado están también las licencias entregadas oficialmente a un millar de empresarios de la actividad de comunicaciones, entre propietarios de radioemisoras y canales de televisión ya afectados por una abierta competencia de radios “oficiales” que tienen las licencias sin haber pasado por la complicada etapa de la licitación pública.
Se trata sólo de dos ejemplos entre muchos otros que alteran la convivencia pacífica y ponen a los bolivianos en la disyuntiva de seguir esperando, confiar por más tiempo en el cambio que todos quieren o simplemente conformarse con un esquema que ocupa mucho tiempo en soluciones partidarias y deja que pase el tiempo sin definir políticas claras para movilizar el verdadero aparato productivo, empezando quizás por la minería que en el momento actual tiene todas las ventajas para crecer y afirmar la economía nacional.
Se va otro año y con él también la primera década del 2010, hagamos un esfuerzo conjunto para que al comenzar el 2011 las políticas nacionales sean dirigidas a la producción rodeando esa actividad con políticas de incentivo, de seguridad y sobre todo de equidad y justicia.
Fuente: LA PATRIA
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