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Domingo 05 de diciembre de 2010

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Cultural El Duende

Desde mi rincón:

Familia del Tambor: pequeñas adiciones

05 dic 2010

Fuente: LA PATRIA

TAMBOR VARGAS

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Segunda y última parte

Aunque en 1803 (fecha en que, como hemos visto, se le asigna una capellanía) sigue apareciendo como ‘domiciliario’ y él se presenta simplemente como “vecino de la villa de Oruro”, también consta que se había hecho cargo de la parroquia de Muxusa o, por lo menos, prestaba en ella algún tipo de servicios. No se puede afirmar con toda seguridad que ese mismo año hubiese iniciado sus labores en ese pueblo, pero en todo caso su instalación no podía ser muy anterior; y en este sentido no deja de ser significativo que ya en ese mismo 1803 se hallara enredado en un pleito con Tomás Mosquera: consta que pide al Vicario Foráneo que certifique el parentesco de una serie de indios con dicho Mosquera (presuntamente para recusarlos como testigos); por otro lado y ese mismo año el kuraka gobernador interino de la zona lo acusa de una serie de delitos (abusos, exacciones, presiones a los moribundos…). Aunque no cabe excluir que ese kuraka gobernador sea el mismo Mosquera, sea como fuere la noticia no dice precisamente bien del flamante sacerdote (¿párroco?) de Muxusa.

Todavía de ese mismo año 1803 existe otra noticia: el sacerdote Dr. José Crisóstomo Montalvo, Vicario Foráneo interino de Muxusa y acaso también visitador de ella, el 28 de enero de 1803 informa al secretario de San Alberto, Matías Terrazas, que “Al licenciado Don José Andrés Vargas le hise una política y urbana recombensión a efecto de lo que V. S. me ordena, para que dé las quentas y según lo que responde no sé si lo berifique; él dise que piensa retirarse y pasar hasta esa ciudad”. De nuevo encontramos al Lic. Vargas en problemas con la curia arzobispal; lástima que no sepamos el contenido de la reconvención.

Gunnar Mendoza ha propagado la noticia de que José Andrés Vargas, militante independentista –y según la documentación realista, apodado ‘tata Vargas’, de acuerdo a Demélas (120)– había ido escribiendo un diario de la guerrilla, pero que se extravió y finalmente se perdió todo rastro de él a raíz de su fallecimiento en 1819 (a los 57 años de edad). No habiéndose conocido ningún fragmento, la información no puede verificarse ni, todavía menos, evaluarse su interés informativo y literario.

* * *

La Dra. Demélas también menciona otro pariente sacerdote del Tambor Vargas: el Dr. Miguel Vargas (122; Nacimiento, 48-49). Probablemente se trata de Miguel Vargas Rojas, hijo de Felipe Vargas y de Teresa Rojas, nacido en Cochabamba en fecha no precisada y que en La Plata cursó los estudios jurídicos hasta doctorarse en ambos derechos y recibirse de abogado en 1796; poco después recibió la orden sacerdotal de manos del arzobispo San Alberto (18 de marzo de 1798); sin larga espera habría emprendido el servicio en diferentes parroquias orureñas (Wachakalla, Karanqa) y de los valles (Inqisiwi), pero su doctorado jurídico le sirvió para desempeñarse entre 1804 y 1806 como Promotor Fiscal de la Curia platense, además de cura (¿primeramente interino y luego titular?) de San Sebastián de La Plata entre 1804 y por lo menos hasta 1810; y en 1814 ejercía el curato de Q’araqullu, donde acogió en más de una ocasión a Juan Santos (123); acabada la guerra retornó a su tierra, siendo párroco de Qillaqullu (1826-1832?/1835?) y, a continuación, de la Matriz de Cochabamba, además de Vicario Foráneo cochabambino, diputado, Consejero de Estado y Cancelario de la Universidad de San Simón, hasta su muerte en enero de 1837 (123). Estaríamos, pues, ante un ejemplar del perfecto ‘adaptado’ a unas circunstancias peligrosamente cambiantes para la gente de convicciones: desde el clérigo que en 1808 ponía fervorosos pasquines realistas en La Plata hasta el hombre de confianza del nuevo estado boliviano en Cochabamba, pasando por el doctrinero que en Q’araqullu se arriesgaba a esconder y a dar trabajo al pariente guerrillero. De todas formas, no conozco ningún dato que permita precisar la línea de parentesco que unía a ambos Vargas.

De este Miguel Vargas, Demélas menciona asimismo un hermano ‘Ignacio’, también sacerdote y que habría cumplido los deberes de albacea (123); pero no dispongo de datos que, encajando con la cronología inapelable, permitan reconstruir su recorrido vital; pero resulta que antes Demélas había identificado a este albacea como ‘Eugenio Vargas’ (Nacimiento, 49), identificación más acertada y de quien sí puedo dar algunos datos: debió haber nacido hacia 1795/1797; seguramente cursó Filosofía y Teología en La Plata; pero en Oruro aprendió aymara; y tuvo que ir a Arequipa a recibir la orden sacerdotal (1819); fue cura de Palqa en Jayupaya (1825), de Aymaya (1830), de Qalliri y finalmente de Poopó (desde 1836 hasta su muerte en 1874).

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Ya fuera de la parentela del Tambor Vargas, quisiera precisar y corregir algún otro dato del artículo de Demélas. El fraile de Tapaqari que bautizó al padre de José Santos, Demélas lo presenta como “Mundaño” (116); mis datos lo registran como Montaño: en efecto, un Francisco Xavier Montaño servía la mencionada doctrina cuando en 1738 suscribió la partida de bautizo de Blas Mariano Vargas, aunque es más probable que por entonces ya llevara algún tiempo en aquella parroquia; y hay constancia documental de que por lo menos en 1770 permanecía en ella (aunque tampoco se puede excluir que entre ambas fechas estuviera ausente en otros destinos). Sabemos, además, que en 1761 llegaron al rey quejas contra Montaño, acusándole de cobros por encima de los aranceles vigentes; por otra parte, en 1764, 1767 y 1770 aparece entre los doctrineros que pagan la tasa del 3 % del ‘sínodo’ para la subsistencia del Seminario.

La investigadora francesa deja en enigma la pertenencia institucional del fraile: ante su autoidentificación como “de la Orden de Hermitaños”, Demélas anota: “Uno se puede preguntar a qué orden pertenece este ermitaño” (116, nota 4). Hay que aclarar que esas señas sólo tienen una interpretación posible: se trata de la Orden de los Hermitaños de San Agustín o, más brevemente, conocidos como los agustinos. Esto viene confirmado porque cualquiera que esté familiarizado con la historia colonial charqueña sabe que Tapaqari formaba parte del territorio confiado desde el siglo XVI a la Orden de San Agustín, cuando el conquistador Lorenzo de Aldana fundó la ‘obra de Paria’, con ramificaciones en el valle cochabambino (incluía Ch’allaqullu, Paria, Kapinuta, Ichuqa, Tapaqari…).

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Hemos comprobado que en torno a la familia del Tambor Vargas pueden seguir precisándose muchos detalles; y sin duda que con el tiempo seguiremos sabiendo cosas nuevas.

Fin

Fuente: LA PATRIA
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