Rousseff ante desafío de mantener armonía en variopinta coalición
29 dic 2010
Fuente: Brasilia, 28 (EFE).-
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Dilma Rousseff asumirá la presidencia de Brasil el próximo 1 de enero con el desafío de mantener la armonía en una variopinta coalición heredada de Luiz Inácio Lula da Silva, que abarca desde la izquierda moderada hasta la derecha más rancia.
Las dificultades para lidiar con los once partidos que forman la coalición que la apoyó en las elecciones del pasado octubre y que formarán la base política de su Gobierno ya emergieron en el proceso de elección de sus ministros, que Rousseff concluyó el pasado 22 de diciembre.
Con una vida pública dedicada a la burocracia, la presidenta electa acabó por depositar su mayor confianza en el Partido de los Trabajadores (PT), fundado por Lula en 1980, al que ella se afilió en 1999 y para el que era casi una desconocida hasta que el actual mandatario decidió convertirla en candidata a su sucesión.
En el encaje de bolillos que fue la formación de su Gobierno, le ofreció al PT 17 de los 37 ministerios y dejó con 6 al influyente Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al que pertenece el vicepresidente electo, Michel Temer.
El resto lo distribuyó entre otros cinco de los once partidos de la coalición, de los cuales cuatro quedaron sin representación en el gabinete.
El PMDB es la formación con el mayor número de gobernadores y alcaldes del país y, además, tendrá la segunda minoría en la Cámara de Diputados y la primera en el Senado que se instalarán el próximo 1 de febrero, lo que la convierte en el fiel de la gobernabilidad.
Esa formación de centroderecha, que históricamente ha tenido unas relaciones complicadas con el PT, incluso puede aumentar su poder parlamentario si lleva a buen puerto unas negociaciones para atraer a disidentes del partido Demócratas (DEM), que se opuso a Rousseff en el proceso electoral.
El propio Lula se valió del PMDB y lo llevó al gabinete en 2005, cuando esa formación entonces opositora le dio el apoyo necesario para salir ileso de un escándalo de corrupción que hizo tambalear al Gobierno y descabezó a la cúpula del PT.
Desde entonces, Lula se valió del bagaje político que acumuló durante cuatro décadas para mantener unida a una coalición dividida por profundas brechas ideológicas y fraguadas solamente en torno a su figura.
Rousseff contará en esa primera gran empresa política de su vida con la experiencia del ex ministro de Hacienda Antonio Palocci, un dirigente histórico del PT y muy cercano a Lula, a quien eligió como ministro de la Presidencia.
Palocci ocupará una oficina vecina a la de Rousseff en el Palacio de Planalto, en un cargo que funciona como una coordinación general del Gobierno y desde el que se controlan todos los resortes del poder.
Los analistas y muchos políticos cercanos del PT consideran que, además, será el gran “bombero” del Gobierno y quien dará la cara ante los partidos de la coalición, una tarea que el propio Lula ya llegó a confiarle durante algunos períodos de su gestión.
Tal vez por su falta de experiencia en negociaciones políticas, Rousseff ha conformado su núcleo político “duro” con otros líderes del PT, como el nuevo titular de la Secretaría de la Presidencia, Gilberto Carvalho, quien era jefe de gabinete de Lula.
Como contrapeso, al PMDB le ha confiado las carteras de Turismo, Minas y Energía, Agricultura, Previsión Social, Asuntos Estratégicos y la de Defensa, algunas de las cuales manejarán los mayores presupuestos durante los próximos cuatro años.
Turismo tendrá muchas de las responsabilidades derivadas de la celebración en Brasil del Mundial de fútbol de 2014 y de los Juegos Olímpicos de Río 2016, mientras que la cartera de Minas y Energía administrará lo relativo al presal, la gigantesca riqueza petrolera descubierta en el océano Atlántico.
La cartera de Defensa tampoco se quedará atrás en administración de recursos y tendrá a su cargo el programa de modernización de las Fuerzas Armadas, que abarca desde la compra de 36 cazabombarderos hasta la adquisición de los primeros submarinos nucleares del país.
No obstante, los problemas pueden aflorar temprano, sobre todo, en la discusión de los recortes presupuestarios que ya previó para 2011 el ministro de Hacienda, Guido Mantega, hombre del PT que Rousseff ha mantenido en su cargo.
“Habrá reducción de gastos en todas las áreas y se va a revisar el presupuesto de todos los ministerios, sin excepción”, anunció Mantega el pasado 6 de diciembre.
Fuente: Brasilia, 28 (EFE).-
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