Producto del fracaso de nacionalizar hidrocarburos
28 dic 2010
Por: Edmundo Rocabado V.
Desde hace muchos meses se vislumbraba el alumbramiento del gasolinazo dispuesto como regalo de Navidad por el actual Gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), liderizado por el Presidente Evo Morales Ayma y gran jefe de los cocaleros del Chapare Cochabambino; el “gasolinazo” producto del fracaso de la nacionalización de hidrocarburos es porque a partir del Decreto Supremo, desde hace años la producción de este renglón de la economía del país ingresó a un profundo barranco debido a la migración de Empresas Petroleras, ante la falta de una adecuada política productiva y la ausencia de seguridad jurídica para las inversiones, sean estas extranjeras o nacionales.
El Gobierno y las autoridades encargadas de la administración de YPFB perdieron rumbo, aunque constantemente se jactaban del descubrimiento de nuevos campos petrolíferos y explotación del oro negro, basados en datos mentirosos que nos hacían creer a los bolivianos que la nacionalización del renglón hidrocarburífero nos daba réditos extraordinarios; sin embargo, la falta de una adecuada conducción técnica y económica de YPFB nos llevó a ser dependientes de la importación de gasolina y petróleo de países vecinos, que no siempre eran productores extraordinarios de estos líquidos en gran escala como Chile, Argentina y Perú, países que con seriedad y capacidad trabajan para elevar sus índices de producción mientras que Bolivia, desde la fracasada nacionalización descendió.
Me animo a explicar que la decisión de elevar los precios de Diesel y gasolina en casi un ciento por ciento, ha estado configurado por el Presidente Evo Morales y el Vicepresidente García Linera, respaldado por chóferes y mineros que tienen sus curules en el Parlamento nacional donde gozan de privilegios.
Causa preocupación la ausencia del Presidente Morales en la presentación del último Decreto Supremo que dispone el “gasolinazo”, dejando en manos del Vice aquella responsabilidad porque la segunda autoridad de Bolivia esta encasillada por su mente totalitaria que aleja, paulatinamente, a Morales de una posición democrática y su contacto permanente en los aspectos políticos del Estado.
Parecería que existe una disposición solapada de algún grupo de poder en el gobierno que induce a nuestro presidente realizar constantemente viajes para entregar material deportivo, canchas deportivas, juguetes, edificios educativos, y hasta hace poco jugar al fútbol, mientras que los problemas más fuertes y acuciantes están en manos de una élite que confronta al Gobierno con el Empresariado privado, con la Iglesia, con los sectores productivos, universidades, maestros y normales privadas, como queriendo llevarnos al socialismo, al totalitarismo y falta constante de respeto a la dignidad humana como ocurría hace varios años en la ex Rusia comunista y Cuba, aunque este último país, a través de su Presidente Raúl Castro, en los últimos días criticó la grave crisis de la revolución cubana y enfatizó realizar cambios radicales en su modelo económico, político y social antes que su país se hunda. Si esto está ocurriendo en Cuba, nuestro país por directrices de García Linera se empeña en caminar a la voz de mando del Presidente venezolano Hugo Chávez que busca el Socialismo y el Comunismo para Latinoamérica.
Este “gasolinazo” es copia fiel de los gobiernos neoliberales que criticaban los actuales gobernantes, tuvo el respaldo indirecto de jerarcas de la Central Obrera Boliviana, chóferes, mineros y campesinos, cuyas cabezas gozan de los privilegios que les reporta la burocracia satisfecha e insensible encaramada en el gabinete gubernamental y en el Parlamento Nacional. Hoy afecta drásticamente a la economía del pueblo que empieza a sufrir hambre, sacrificio para movilizarse y penosamente llevar pan y alimentos a su hogar.
Si acaso el gobierno se defiende por esta medida afirmando que obedece al contrabando de diesel, gas y otros líquidos a países vecinos, por qué no ha tenido capacidad para controlar aquella mala práctica pese a que fueron movilizadas las fuerzas del Ejército y la Policía en las fronteras, donde existe la mayor corrupción, preguntándole este acierto a Juan Ramón Quintana que conoce perfectamente el oficio del contrabando.
(*) Periodista
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