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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Fraternidad, el ideal descuidado - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Hace más de doscientos años, los autores de la Revolución Francesa proclamaron tres consignas para terminar con el viejo régimen de la decrépita realeza. Ellos lucharon por la “Libertad”, la “Igualdad” y la “Fraternidad”, palabras que con uno u otro matiz son convocadas desde entonces en las revueltas en cualquier lugar del planeta.
Quienes tomaron la Bastilla mostraron que las familias de príncipes y reinas eran tan efímeras como el resto de los mortales. Su ejemplo retumbó en Haití, donde los negros esclavos mostraron la hipocresía jacobina: una cosa era luchar contra los reyes y tomar espacios de poder; otro asunto era liberar a los colonizados.
Desde el principio la palabra “Libertad” fue utilizada con distintos antojos. Cualquier político moderno afirma que su combate es por la Libertad, en general “su” Libertad y la de los suyos. También desde los primeros meses de la Revolución Francesa se supo que muchos crímenes se pueden cometer en su nombre; utilizando a los pobres, a los desposeídos.
La historia mundial y boliviana está plagada de ejemplos similares y de finales poco felices. Los impetuosos Robespierres terminan su vida bajo la guillotina, al lado del último cura, amarrados con las tripas del último burgués. Después los péndulos vuelven a su nuevo equilibrio, hasta que nuevos libertadores jalen para uno u otro lado.
La “Igualdad” fue más lenta. Los revolucionarios no reconocieron los derechos de los negros insurrectos. Los europeos invocaron a la razón mientras destrozaban poblaciones en África, Asia y el Caribe, colonizándolas hasta bien entrado el Siglo XX. La esclavitud formal existió hasta hace poco. Las mujeres y los analfabetos no pudieron sufragar hasta los años 30.
Los derechos civiles no fueron respetados hasta los 70. Se condenó a los homosexuales hasta los 80. Hace sólo dos décadas que cambió el régimen del apartheid en Sudáfrica. Los gitanos siguen estigmatizados en la fina París. La Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas no dice mucho sobre los abusos a los migrantes, casi todos de las antiguas colonias explotadas.
El turno de la “Fraternidad” no llegó todavía. Ni siquiera en esta Navidad, cuando la Humanidad recuerda de forma convencional al Hijo del Hombre como un hito del amor y la solidaridad.
De las corrientes políticas, ideológicas, los anarquistas herederos de Tolstoi, Barret, Forty son la excepción. En sus veladas literarias, en sus dramas sociales para teatro, en sus libretos radiales o en sus revistas como “Germinal”, ellos convocaron a luchar por seres humanos fraternos, por rescatar la ternura que todos guardamos adentro.
Algunos sindicatos rescataron ese discurso en los años 40, 50. Liberar al pueblo a través de la cultura, promover la “Fraternidad” como el ideal revolucionario superior a todos los demás. No tuvieron continuidad salvo en algunos espacios, sindicatos mineros, gráficos, publicaciones alentadas por los activistas Castañón, Quezada, López.
La “Fraternidad” quedó como nombre de comparsa, de grupo de amigos.
A nivel del poder político, en América Latina las ideas son superadas por un método: el método de la violencia, del cerco con piedras, rumores o fiscales, del linchamiento. De la “Fraternidad” no hay ni huellas.
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