Miercoles 22 de diciembre de 2010
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El proceso de convencimiento que el gobierno desarrolla en el país y el exterior para consolidar su proyecto político o “modelo socialista del Siglo XXI” nacido en el discurso de Hugo Chávez, desde la presidencia de Venezuela, tal como se conoce públicamente, enfrenta hoy severos contratiempos tanto interna como externamente, toda vez que “las masas” no encuentran un justificativo pleno en la visión propuesta por el Movimiento al Socialismo y, mucho menos, buenas razones para avanzar con la revolución democrática y cultural que sustenta la estructura de gobierno.
El credo revolucionario, específicamente en Cuba, Venezuela y, mucho antes, en el Vietman del Norte, sustenta su estructura organizativa en el “poder de convencimiento de las masas”, que significa trabajar con todos los medios de comunicación posibles, especialmente con discursos, explicaciones detalladas de los problemas sociales, emisión de proclamas destinadas a la movilización de masas, con contenidos políticos. En Bolivia, aparentemente, se acabaron los motivos políticos que afectan a la sociedad y a los sectores sociales aglutinados en sindicatos, pueblos indígena originario campesinos, además de otros, cuyos cuadros sienten que el proceso está agotado ante el incumplimiento de “la oferta programática”, frustrada en el primer periodo de cuatro años del régimen masista.
