Martes 21 de diciembre de 2010

ver hoy


























































Más de uno cree que los animales son una mercancía y que a la Tierra se la puede explotar para aumentar su cuenta bancaria. En algún momento esta persona reconocerá que en realidad se ha hecho cada vez más pobre, cuanto más aumentaba su cuenta. Nunca en la historia el hombre había causado tanto sufrimiento a los animales como lo está haciendo en nuestros días, en las fábricas de producción masiva de animales, en las que las víctimas de la moderna industria de la carne son aprisionadas para después de pocos meses de vida, siendo aún bebés, ser matadas para ser consumidas por el feroz ser humano para deleite de su ávido paladar.
Justamente la fiesta de la Navidad, el nacimiento del gran Espíritu en el niño Jesús, debería ser un símbolo para nosotros, pues El nació entre animales. Ellos le acogieron, no las personas. ¡Acojamos a los animales en nuestro corazón! Dejemos vivir al mundo animal y sentiremos lo que significa la Navidad: La gran fiesta de la Luz. La gran fiesta de la unidad. Entonces encenderemos las velas, miraremos la luz y nos preguntaremos “¿qué quiere Dios?”. El quiere que cumplamos las legitimidades de la vida y encontremos el camino hacia la vida, que son los Mandamientos de Dios, las enseñanzas de Jesús, el Cristo. Así se engrandece el corazón, también para la Madre Tierra con todas sus muchas formas de vida, para las plantas y para los animales.