Lunes 20 de diciembre de 2010
ver hoy
Los hombres con sede en Roma sentados sobre sus bienes y riquezas de incalculable valor, han hecho de la Navidad un ritual repetitivo que nada tiene que ver con lo que Cristo desea. Ellos también reciben la llamada a su puerta de millones de mujeres encinta que tal vez mañana den a luz a sus hijos. Millones de mujeres en los países subdesarrollados no saben si podrán alimentar a sus hijos cuando nazcan ¿Y qué hacen los hombres mayores con sede en Roma los que durante siglos celebran la Navidad con los mismos rituales, ceremonias y altisonantes palabras vacías? ¿Adónde enviará este gremio de hombres a las mujeres encinta que llaman a su puerta? Seguro que las Eminencias y altos dignatarios eclesiásticos incluso su santidad no abrirán sus puertas engalanadas en oro, como mucho enviarán a estas mujeres a un hospicio, tal vez a Caritas, posiblemente a una clínica cercana, suponiendo que hicieran algo; y si así fuera, con esto, los gastos los pagaría una vez más el contribuyente.
Los rituales navideños insípidos e inservibles que la iglesia repite desde hace miles de años, son cada vez comprendidos y sopesados con discernimiento por cada vez más personas que empiezan a ver claramente y a pensar de forma independiente. La pregunta para cada uno puede ser: ¿De qué me ha servido todo esto en el pasado y de que me sirve en la actualidad? ¿De qué le sirven a todos aquellos que aparentemente creen en Dios y que inclinan su cabeza ante el altar pero que en el fondo siguen siendo los mismos? ¿Qué han aprendido ellos en la llamada Nochebuena cristiana?