Cuando se observan las circunstancias que rodean ciertos hechos que se producen en el país parece que se confunden algunas condiciones especiales en las relaciones de orden diplomático que resultan a la vez las más sensibles en su tratamiento y por lo mismo las que merecen consideraciones particulares.
Por ejemplo días pasados se mencionó desde nuestra Cancillería una exigencia a Estados Unidos para que restablezca las preferencias arancelarias (Atpda) que nos fueron cortadas por incumplimiento a compromisos contraídos sobre la erradicación de coca y el control del narcotráfico en el país.
La autoridad diplomática nacional indicó además que “es una obligación de Estados Unidos la restitución del Atpda sin que nada condicione esa gestión que está esperando Bolivia para reiniciar las exportaciones de una serie de productos libres de aranceles hacia el mercado norteamericano… sólo a cambio de la erradicación de cocales.
Una vez más nuestras autoridades recordaron que la decisión de EE.UU. al cortar las preferencias arancelarias constituyó nada más que una actitud de orden político, por tanto injusta y perjudicial a los intereses nacionales.
La medida como se recordará fue aplicada desde el país del norte con el anterior proceso vigente en la Casa Blanca y se esperaba justamente que al cambiar la cabeza política en la potencia del norte cambiaría también la situación de las relaciones entre ambos países. Lamentablemente Barak Obama no ha corregido en absoluto ese problema existente, que ahora es exigido en su solución por nuestra diplomacia.
Las quejas añaden otras situaciones del trato injusto que se dispensa a nuestro país desde las esferas superiores de Washington. Por ejemplo cuando se recuerda el manejo de la “Cuenta del Milenio” que resulta una competencia abierta en la que participa Bolivia, se ubica entre los cinco primeros pero a la hora de la premiación no recibe el beneficio comprometido.
Ahora se reconoce la importancia que tenían las preferencias arancelarias a favor de los exportadores bolivianos y el movimiento económico que generaba en un importante sector industrial y comercial de nuestro país, lo que se espera sea restituido en el marco de las compensaciones que EE.UU. tiene con los países andinos por la lucha emprendida contra el narcotráfico, que por supuesto comienza en el control de plantaciones de coca y en la erradicación del producto excedentario.
En Bolivia estamos haciendo un alegato formal sobre el tema señalando que el trabajo de erradicación del narcotráfico y la eliminación de la coca excedentaria tiene mejores resultados que los registrados en Colombia o Perú donde el índice de incumplimiento es superior al de Bolivia.
Dadas esas condiciones nuestra diplomacia se siente con el derecho de hacer una exigencia al gobierno norteamericano para que restablezca el suspendido régimen de preferencias arancelarias a favor de nuestro país, entendiendo que algunas condiciones han cambiado, posiblemente en lo que se insiste y se relaciona con narcotráfico y coca… pero lo que no ha cambiado y seguramente pesa en los escritorios de la Casa Blanca, son las constantes críticas y ataques de nuestros principales gobernantes contra aquella política calificada de injusta
Parece que son detalles, pero determinantes, que todavía influyen en las decisiones que pueda aprobar la gobernabilidad estadounidense con Bolivia.
Fuente: LA PATRIA
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