Hasta que se acordaron de un proyecto considerado prioritario y que por esas cosas de los intereses sectarios estaba postergado indefinidamente en las agendas de la ex prefectura y en la del Gobierno Municipal.
Se trata del Canal Tagarete que hace muchos años atrás era más bien una especie de límite entre la ciudad y el extremo este de la ciudad y se lo conocía como el Río Tagarete…era realmente un río y sus aguas recogidas en la parte alta del sector oeste de la ciudad escurrían en el sector sudeste y aunque no se quiera creer, con agua cristalina y hasta con peces.
Con el correr del tiempo y el crecimiento de las urbanizaciones el río Tagarete se convirtió en un canal de aguas servidas, utilizado para recoger el líquido insalubre de viviendas y prácticamente en un alcantarillado al aire libre con las graves molestias de su contaminación en toda su extensión mayor a diez kilómetros, donde la gente se acostumbró a utilizar el canal inclusive como depósito de basura.
No se requiere de mucha imaginación para comprender el daño que ocasiona un canal de tal magnitud, abiertamente contaminante y que hace tiempo debió ser ya tratado con un proyecto sanitario de alta ingeniería, pero pospuesto de manera deliberada para dar paso a una suerte de “obras de maquillaje” en algunas zonas, cuando cerrar el canal era y es lo más importante en la ciudad.
Una información reciente puede cambiar el deprimente cuadro de la existencia del canal insalubre. Se trata de un “trabajo concurrente” entre los gobiernos departamental y municipal, además del apoyo del Viceministerio de Recursos Hídricos y Riego que asumirán la responsabilidad de ejecutar el proyecto de “Embovedado del Canal Tagarete” para mejorar el desarrollo de la ciudad, su crecimiento urbano y su mitigación ambiental.
Se adelantó que inclusive existe ya la carpeta a diseño final que fue elaborada con un costo de casi 150 mil bolivianos y que permite encarar el proyecto una vez que se salve la asignación de recursos, que por supuesto deben ser dispuestos por las autoridades del departamento y el Viceministerio de manera conjunta para cristalizar además el cumplimiento de la ley 4010 vigente y que fuera promulgada en febrero del 2009 declarando de prioridad departamental y municipal el embovedado del Canal Tagarete de la ciudad de Oruro.
Las agendas de la Gobernación y del Municipio deben remarcar los proyectos de mayor impacto social como este que mencionamos para embovedar el Tagarete, otro que tiene que ver con la construcción y habilitación del sistema de alcantarillado para los barrios que carecen de esos servicios y construir de manera conjunta el gran Mercado Central que permitirá limpiar la ciudad del comercio informal y habilitar gran cantidad de arterias convertidas en desordenados, peligrosos y antiestéticos puestos de venta.
Menos mal que ahora se cuenta con la disposición y voluntad de algunos asambleístas que asumen sus obligaciones responsablemente. Se espera que el ejemplo cunda y se expanda a parlamentarios, concejales y las autoridades para priorizar el adecuado uso de nuestros recursos en obras de utilidad comunitaria y no sectaria.
Fuente: LA PATRIA
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