Martes 14 de diciembre de 2010
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El pasado Domingo comenzó mi angustia navideña cuando mi comadre Macacha acudió a mi casa muy temprano y me preguntó con su habitual naturalidad de qué color prefiere usted compadre, que sea nuestro niño que pecará en Navidad…? Se me desmayó al escuchar semejante pregunta y sin comprender su verdadero significado le respondí con mi habitual severidad: Debe usted saber, compadre, que tengo más de ochenta años y no espero tener alguna wawa con usted ni para esta Navidad ni para las siguientes.
Macaha se santiguó en el nombre de Jesús, María y Pepe y me dijo con expresión de espanto: “ Usted no me ha entendido, compadre, yo no he venido a preguntarle acerca de ninguna wawa que yo tendré para usted en esta navidad, sino para saber de qué color quisiera usted que sea el Niño Dios que nacerá dentro de dos semanas, viejo malicioso y falto de entenderás…”
Pedí disculpas a mi comadre cochabambina por no haber sabido comprender el significado de su pregunta y eché la culpa de mi error interpretativo a la exigüidad de mi aguinaldo que no me permite una justa distribución de mis incrementos navideños con mis excrementos salariales que percibiré como gremialistas vendedor de juguetes navideños, profesor de Tango en la ciudad de El Alto y periodista aficionado, ella se compadeció de mi situación y con voz suave me dijo: No se preocupe mi angustia tanto, compadre, porque como todos los años su esposa le enviará próximamente una remesa extra de navidad, y lo mismo hará su tía Restituta que vive en Suecia, su tía Conchita que vive en Torrelodones (España), su tía Clotilde von Karajan Quiroga que vive en Alemania y su tía Encarna que vive en Cochabamba, y por si eso fuera poco siempre me tendrá a su lado para protegerla y ayudarle económicamente pues ya le he dicho mil veces que mientras yo esté a su lado nada le faltará”.
Fuente: LA PATRIA
