Un súper lector de miles de libros, como se auto calificó el señor Vicepresidente, Álvaro García Linera debiera -por esa su condición- respetar a uno de los escritores más destacados en el mundo de la literatura; es más, debiera mostrarse orgulloso, como latinoamericano que es, que un escritor de estas latitudes americanas haya logrado uno de los más preciados galardones en el campo intelectual.
Vargas Llosa, sólo dijo su verdad, que en realidad es verdad de muchos. En Bolivia, evidentemente, no existe una democracia como la que muchos quisiéramos. Se tiende más al populismo y el autoritarismo que se evidencia en las leyes que maratónicamente se van aprobando sin la participación de una esmirriada oposición en el Órgano Legislativo Plurinacional y a espaldas de una mitad de los bolivianos que reclaman se tomen en cuenta sus disidencias. Todos los poderes están en manos del MAS, y para eso no se necesita ser un estudioso de la política. Los ministros de la Corte Suprema nombrados por el ejecutivo, lo mismo que los fiscales y los magistrados del Tribunal Constitucional. Los miembros del Órgano Nacional Electoral, juraron con el puño en alto, quitándole credibilidad a un instrumento importante para un ejerció democrático verdadero. Los miembros del legislativo se limitan a levantar la mano para aprobar los proyectos de ley enviados desde el Palacio Quemado. Las Fuerzas Armadas, gritan a voz en cuello lemas, a los que antes combatieron. A todo eso se puede llamar democracia verdadera. No. A esa forma de gobernar el escritor Vargas Llosa llamó “pseudo democracia populista”. Y no está lejos de la verdad, ni merece ser llamado ignorante.
El señor Vicepresidente dijo que las palabras vertidas por el Premio Nobel, a tiempo de recibir el galardón, “muestran una incompetencia propia de un Premio Nobel”, premio que en muchas ocasiones fue reclamado por el Presidente Morales. ¿Será por esa misma razón?
El Vicepresidente mandó a Vargas Llosa a dedicarse a escribir novelas y dejar de opinar de política. Como mandó a los obispos a decir misa y a los empresarios a dedicarse a producir, dejando para él y los del gobierno el derecho a hacer política y a opinar. Debiera saber, que hace ya mucho tiempo atrás que los escritores han dejado de hacer “arte puro”, porque lo más saludable es soñar, pero con los pies puestos sobre la tierra, así los hombres de letras no se convertirán como dijo Vargas Llosa en una “estatua en vida”; pero dijo más para que tomemos en cuenta, Expresó: “Siempre me ha angustiado la idea de esos escritores que pierden el fuego y se callan”, para acotar más adelante: “Hay que mantener la lucidez y el espíritu crítico. Perder el espíritu es una enfermedad en la que caen muchos escritores, Es como volverse una estatua en vida”.
Las opiniones hay que respetarlas y mucho más si vienen del “nuevo galardonado con el premio más prestigioso de las letras Universales”, como dijo enfáticamente el secretario de la Academia Sueca. Respetar las opiniones de los otros, es practicar la tolerancia, uno de los valores fundamentales que el hombre debe tomar en cuenta , para lograr una convivencia pacífica. Usar calificativos impropios para un brillante escritor como Vargas Llosa, es la muestra de una intolerancia extrema. Por eso me hago eco de muchos mandatarios extranjeros de todos los rincones del mundo que felicitaron al escritor, como lo hizo el Presidente peruano, quien se refirió al galardón de su compatriota como “un acto de justicia”.
Ya quisiéramos muchos ser “ignorantes” como Mario Vargas Llosa.
Por lo menos…esa es mi opinión.
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