Los últimos veintiocho años de continua vida democrática en el país, han dejado muchas experiencias y enseñanzas: en primer término, el pueblo tomó conciencia cabal de lo que significa la Democracia y sus grandes beneficios; luego, que esa democracia ha significado libertad sin restricción alguna; en tercer lugar, que el sentido de justicia ha calado muy hondo en el sentir de todos los bolivianos, aunque la administración de ella no ha sido todo lo transparente y efectiva que se deseaba.
Estos veintiocho años fueron de enseñanza. Lo que ahora corresponde es que escuelas, colegios y universidades enseñen a vivir en democracia; que se abran cátedras en las universidades para que en todas las disciplinas se enseñe a vivir en democracia y que la enseñanza de los valores que implica sean materia curricular para todas las profesiones.
La familia debe ser consciente de sus deberes democráticos y, por ello, los padres de familia tienen que ser la primera escuela cívica para los niños, educación que puede complementarse en la escuela y los colegios hasta que, a nivel universitario se comprenda plenamente que democracia no sólo es contar con gobiernos legales y constitucionales sino que es el imperio de las libertades y derechos para el ser humano; que la justicia, en libertad democrática, tiene sentido profundo y su práctica se fundamenta en principios y valores.
Que la población adquiera conocimientos amplios sobre lo que es la democracia: una gran ventaja para el mismo pueblo porque, con el transcurso de los años, el ciudadano adquiere noción cabal de sus derechos y deberes, hace acopio de valores para comprender que su derecho termina donde empieza el derecho de los demás; comprende que la libertad hay que tenerla y practicarla con responsabilidad y que lo contrario implica libertinaje.
Educar para la democracia es hacerlo para la libertad y la justicia. Hacerlo es un deber de todo gobierno constitucional como el mejor medio de servir al Estado que es el país. Por todo ello, no se puede concebir la idea de “prescindir de libros obsoletos” como calificó un funcionario del Ministerio de Educación cuando la mayoría de esos textos están referidos a Instrucción Cívica, conocimientos de historia y geografía del país, textos costumbristas que muestran realidades del pueblo y que su conservación y utilización en la enseñanza a niños y jóvenes no debe perderse.
El futuro de nuestros ciudadanos está supeditado a la calidad de educación que reciban; el que ignoren en las escuelas y colegios los fundamentos de la constitución, el significado de la democracia, la libertad y la justicia es anular conciencias y convertirlos en simples entes. Maestros, profesores, educadores de toda laya y catedráticos universitarios tienen la obligación de adentrarse más en sus propios estudios cívicos para transmitir conocimientos a sus alumnos; no hacerlo implicaría irresponsabilidad y dejadez.
Las autoridades del gobierno están obligadas a reponer en los estudios de colegios y escuelas textos escolares que aún están vigentes y que muestran principios y fines de lo que es la libertad y la justicia que sirven a la democracia; lo que ésta significa y su importancia para que no se repitan en Bolivia los gobiernos dictatoriales o ilegales. La democracia en libertad es el mejor medio para desterrar socialismos de extrema izquierda que ya han causado mucho daño a países del mundo y Bolivia no puede ni debe ser una víctima más.
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