Cuando de dar noticias se trata y las circunstancias así lo permiten se estila adelantar el panorama, señalando “una buena y una mala”, quienes las recibirán tienen la opción de elegir y casi siempre “mejor es saber primero lo malo” y luego por supuesto el paliativo resulta lo bueno…una compensación.
En el caso que abordamos bajo esa alternativa lo malo de una información que se origina en la Argentina es que con seguridad y muy pronto dejaremos de venderle gas, negocio que nuestro país cumplía con alguna dificultad para cubrir el abastecimiento de 7 millones de metros cúbicos por día, sólo como parte de un contrato de mayor volumen que ya no corre, pues en la zona de Neuquén se descubrió una reserva de gas natural con un volumen fabuloso de 257 trillones de pies cúbicos. La noticia es superbuena para la Argentina.
De momento los expertos petroleros aseguran que con la cantidad de gas en la reserva de la Cuenca de Neuquén se cubrirá sin ninguna dificultad todo el requerimiento interno argentino y sobrará algo para exportación, lo que significa que el abastecimiento desde Bolivia será suspendido en cualquier momento.
Hay que entender que se demorará algún tiempo la habilitación de estructura para hacer posible la obtención del gas, luego la extensión de sus redes de distribución y por supuesto su llegada a todos los mercados internos, según se adelanta a lo largo y ancho de la Argentina. Pero que más tarde o más temprano se prescindirá del gas boliviano, es evidente.
Es tan importante el descubrimiento de gas en Argentina que al verificarse su volumen ese país podría colocarse en el primer lugar en la producción de gas de la región, desplazando a Venezuela al segundo puesto. Hablar de más de 250 trillones de pies cúbicos (TCF) es equiparar a los yacimientos que existen en medio oriente y aseguran una autosuficiencia que permitirá a los argentinos suspender todas las importaciones de ese energético.
De las buenas noticias para el país vecino hay que rescatar la buena nota para nuestro país y es que si bien perdemos un mercado de exportación significa que rescataremos ese volumen para cubrir la demanda interna que confrontó algunos problemas, pero además podremos utilizar nuestro gas natural en los megaproyectos productivos minerales del hierro en el Mutún y del litio en los salares de Uyuni y Coipasa, e inclusive en la explotación de materia prima para una futura fábrica de cemento en el altiplano. Un equipamiento con tecnología de punta nos permitiría además producir gasolina y diesel para el consumo interno, compensando de ese modo la pérdida del mercado argentino de gas.
Agregaríamos a la buena y mala noticia el dicho popular “No hay mal que por bien no venga” y tal parece que evidentemente necesitamos de algunos “pinchazos” para dinamizar planes creativos, sustitutivos y avanzar en nuestra independencia de industrialización de nuestros recursos naturales.
Estamos frente a grandes desafíos, lo importante es priorizar la actividad económica y productiva del país minimizando la gestión política partidaria pues lo importante es generar fuentes de empleo seguro para impulsar el sistema industrial en todos los confines de la Patria.
Fuente: LA PATRIA
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