Reflexiones finales 2010 y perspectivas 2011

Estamos ya en diciembre. Último mes del año. Tiempo de balance y reflexiones y tiempo, también, de perspectivas y resoluciones para el próximo año.

El asunto hidrocarburos y energía en Bolivia es central: nuestra vocación es la producción de valor agregado en energía. Nuestro horizonte, más allá de la agricultura y de la minería, es la industria de productos del gas.

El comportamiento del sector hidrocarburos al haber menos exploración, degeneró en menos producción de gas, y consecuentemente hay menos líquidos para consumo interno. No se rompió la barrera de producción de 40 Mmm3d (millón de metro cúbico diario) de gas. Desgraciadamente no hubo crecimiento ni en exploración, menos en producción ni en refino, peor en exportación. Por ello es que no arrancó la industrialización.

En el caso argentino lo propio: se está priorizando una relación de exportación primaria de materia prima cuando en verdad lo que se debería hacer es priorizar la venta de valor agregado acabado a la Argentina.

Este último bimestre el debate estuvo centrado en el tema de reservas: no debe preocuparnos. Insisto: todos los mejores geólogos saben que menos del 20% del territorio nacional fue sometido a exploración intensiva, no hubo exploración ni sísmica ni se llegó a perforar más de 6000 metros de profundidad. Ello nos da a pensar que en Bolivia, con paciencia, inversión intensiva en procesos exploratorios y estabilidad democrática se va a certificar más de 100 TCF (trillón de pié cúbico) de gas natural en los próximos 10 años, aunque a los escépticos y pesimistas no les guste este enfoque proactivo.

Estuve insistiendo junto a varios otros colegas del sector privado en la potencialidad boliviana de convertir a este país en un centro de distribución de energía del cono sur. Para ello: inversión intensiva, nueva Ley de Hidrocarburos, joint ventures entre Estado y privados multinacionales y estabilidad legal en contratos.

Internamente industrias, termoeléctricas y mercado de GNV y gas domiciliario demandan a la fecha más de 8 Mmm3d, pero se le suple al mercado con 7 Mmm3d. Urge buscar iniciativas para reducir y tratar de acabar la importación de diesel de Venezuela pagado a precio internacional y subvencionado para el mercado interno. Falta GLP y combustibles como gasolina cabalmente por una serie de factores: disminución de la producción de gas, disminución de la exploración, el área de refino es muy antigua para nuevas operaciones y otras.

El 2011 ya deben haber soluciones para suplir de gas a Mutún y a proyectos de industrialización de litio que van a generar dolores de cabeza si es que no se planifica.

Industrializar el gas debe ser prioridad. El 2011 tendría que haber en carpeta unos cinco proyectos concluidos y listos a buscar financiamiento en industrialización: producción de diesel sintético (a partir de procesos de transformación física-química del gas a líquido), de fertilizantes, úrea, generación termoeléctrica, petroquímica de nueva tecnología (plásticos, solventes, pinturas,) y nuevos combustibles como el DME a futuro (el di methil éter, sustituto del GLP y también como generador eléctrico) van a ser muy requeridos por el mercado latinoamericano y de ultramar. El Mutún requerirá la misma cantidad de gas que hoy Bolivia toda consume internamente (cerca de 8 Mmm3d), vale decir que es imprescindible a éstas alturas en que vamos a iniciar una nueva década el empezar con inversión intensiva en el sector hidrocarburos en Bolivia, desde el Estado para motivar a financiadores externos y compañías de gas y petróleo a invertir en Bolivia.

Chile, Paraguay, Uruguay y Argentina van a necesitar de gas, de electricidad, de diesel y de plásticos bolivianos producidos en Bolivia y a partir del gas boliviano, el tema de transporte, competitividad y oportunidad de conquistar esos mercados dependerá de cuán creativos seamos a tiempo de involucrar nuevos actores internacionales en éste negocio energético que fue y seguirá siendo rentable.

Todos necesitamos energía. El gas boliviano da para mucho más que venderlo como materia prima.

En ésa línea de pensamiento insistí que desde el Estado se formulen mecanismos de diálogo permanente con la sociedad a través de un Consejo Nacional de Energía e Hidrocarburos a cargo de proponer una NPE Nueva Política Energética que sea sustentada por una nueva Ley del sector.

La industrialización, en concreto, debiera arrancar con lo que más necesitamos: diesel para consumo interno y en su mayor volumen para mercado brasilero, argentino y chileno. Una planta GTL debiera estar -por razones de costo de transporte- en el mismo reservorio o, como ya hemos dicho, en el puerto de donde también de debiera exportar LNG (gas natural licuificado congelado), con la estatal petrolera comandando una sociedad de riesgo compartido con alguna compañía internacional, en una inversión que podría ser: 2000 millones USD para una megaplanta de producción de 30,000 bbl (barril día) de diesel, que consumiría entre 3-4 Mmm3d (millón de metros cúbicos día de gas) y una generadora de gas para cubrir la demanda del mercado chileno, argentino, paraguayo e interno.

Los proyectos de industrialización a escala de gas natural van a requerir fuertes financiamientos: el Estado Boliviano necesariamente debe asociarse estratégicamente utilizando para ello hasta 6000 millones de las RIN reservas internacionales netas en apalancar financiamientos para diversos proyectos de industrialización. Además el presidente de Asoban ofreció 4000 millones de dólares para financiar proyectos en litio e hidrocarburos. Con esos 10 000 millones de dólares se puede apalancar similar cantidad en la bolsa internacional y en sociedades multinacionales para arrancar los proyectos citados.

Que el Presidente convoque de manera inmediata para el primer mes de 2011 un Consejo Nacional de Energía e Hidrocarburos.

(*) Máster en Administración de Empresas, Consultor del sector privado en energía, industria, tecnología e hidrocarburos