Los campesinos - originarios son utilizados- esa es la palabra adecuada - utilizados, para fines político partidarios, al extremos que si realizamos un breve análisis sobre la situación de los hombres y mujeres del campo, esta no varía casi en nada a la que se encontraban con los gobiernos anteriores; es más, la vida en el campo tiene características de pobreza extrema. Nadie podría entender este fenómeno, si partimos del hecho que oficialmente el gobierno es justamente de raigambre campesina, empezando por el Presidente del Estado Plurinacional. Pero, lamentablemente, esa es una realidad que la podemos percibir muy fácilmente, cuando vemos en las calles una dolorosa realidad producto de la migración campo-ciudad, donde el hombre, y especialmente la mujer campesina se dedica a mendigar en las calles de nuestras ciudades, junto a sus pequeños hijos.
Cuando el gobierno necesitó de apoyo popular para llevar adelante su política de cambio, creó los “movimientos sociales”, movilizando campesinos a las ciudades para realizar cercos, organizar movilizaciones y mostrar su poder popular con campesinos y campesinas que, por ese su “trabajo” recibían, y aún reciben, prebendas en especie o en dinero. Y del trabajo en el campo, ni hablar.
“La tierra es de quien la trabaja”, se decía en la época del MNR y se lanzó la Ley de la Reforma Agraria, pero como todo lo que sucede en la política criolla, no pasó de ser una actitud demagógica. Se erradicó el latifundio para cambiarlo por un minifundio improductivo, porque esa reforma fue un emprendimiento inconcluso. Como esa Ley no tuvo sostenibilidad en el tiempo, porque faltó una reglamentación que la complemente, el campesino se vió con su parcela de tierra sin los elementos adecuados para hacerla productiva, lo que le obligo a emigrar a las ciudades, dejando abandonado gran parte del campo Faltó dotar al hombre campesino, de insumos, de herramientas y de infraestructura caminera para comercializar sus productos, y no en forma gratuita, sino como una especie de crédito para que vaya pagando lo recibido con el producto de su trabajo.
Resulta que ahora existe un “Fondo Indígena”, creado por decreto para que ese fondo reciba el 5 del 37 por ciento del Impuesto Directo de los Hidrocarburos (IDH). Ahora existen 950 millones de bolivianos y a estos recursos se sumarán 150 millones que se prestó para el año 2011. Supuestamente es un Fondo de Desarrollo para Pueblos Indígenas. Sólo el hecho de que esos fondos se estén acumulando, nos permite afirmar que no existe una política coherente de desarrollo del campo, El ejecutivo dijo que esos fondos “no fueron ejecutados debido a que no existe la estructura institucional requerida”. A confesión de parte, relevo de prueba.
Es hora que a los campesinos-originarios se les brinde un trato adecuado, pero sobre todo, digno. Porque sólo el trabajo dignifica; y se deje de utilizarlos para fines políticos partidistas, porque eso sólo los hace instrumentos de una política coyuntural, y denigra su condición de seres humanos. Ese Fondo, ahora millonario, ojalá no sea repartido alegremente entre los dirigente de CIDOB, CONAMAQ, CSUTCB, para que sigan manipulando campesinos. Lo bueno sería que ese dinero acumulado sea utilizado, bien utilizado, en un proyecto, o varios proyectos de desarrollo productivo del campo, sin que medien interéses políticos, o pagos por la fidelidad masista.
Quienes luchamos porque las cosas sean así en los años 60´ y 70´, contra las dictaduras, lo haremos siempre, porque se trata de la dignidad del hombre boliviano. Ese debiera ser el verdadero cambio.
Por lo menos…esa es mi opinión.
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