Realmente las cosas se ponen “color hormiga” cuando una serie de secretos resultan develados por efecto de actitudes específicamente planificadas para los fines de inteligencia y contra inteligencia o simplemente por situaciones que se dan por la casualidad mediática o la de ingresar donde no es posible hacerlo deliberadamente o la viveza de un “navegador experto”.
Que siempre hubo espionaje, es algo que sabe todo el mundo, que se produce de manera abierta y en grandes proporciones entre los países más grandes del mundo, aquellos que tienen y defienden intereses particulares y que son de manera particular los que buscan hegemonía de sus lineamientos en el ámbito político internacional.
Tampoco se desconoce que cada gobierno tiene su propio sistema de información “reservada” y que por supuesto se acude a la misma para verificar una serie de hechos que se dan en gestiones, avance de las mismas en la estrategia geopolítica nacional.
Ahora que muchos de esos acercamientos entre naciones tienen matices muy especiales y su influencia puede salir de los límites internos estrictamente reservados y desatar un grave problema, también es cierto y ocurrió en muchas circunstancias alterando inclusive las relaciones diplomáticas entre países aparentemente amigables y luego enconadamente diferentes después de saber ciertos “secretos de Estado”.
Las revelaciones recientes conocidas a través de un programa de la Web, con seguridad que han abierto más que suspicacias serias desconfianzas en las que eran armoniosas relaciones, por ejemplo entre nuestro gobierno y el de Argentina, con un tercer elemento como EE.UU. que por la información conocida resulta destinatario de informes que tienen que ver con relaciones bilaterales de nuestro gobierno.
De aquí adelante tal parece que deberán efectuarse ajustes en el orden de la diplomacia boliviana, aunque políticamente se quieran minimizar los hechos lo evidente es que se “resquebrajó” el cristal de la “amistad” y reparar tal grieta es poco menos que imposible. Como si fuera poco hasta un dato considerado reservado sobre la salud de nuestro mandatario ya salió a la opinión pública y eso nos demuestra que la privacidad de los políticos no tiene reservas de ninguna clase y que ciertos datos pueden ser inclusive determinantes en función del futuro de naciones y gobiernos.
La extrema confianza de “amistad regional” parece que no es tal, más allá de sonrisas y buenos deseos en el fondo pueden tener otras intenciones, de ahí que será muy importante valorar cada una de esas amistades para no caer en el engaño de la superficialidad, poniendo al descubierto debilidades de muchas de nuestras relaciones que sólo son producto del entusiasmo mediático de países vecinos o no que aprovechan hasta nuestra posición geopolítica para encumbrarnos en la dimensión de cumplir meramente objetivos de posicionamiento político o de peligroso expansionismo ideológico, opciones que en ningún caso deberían contradecir los preceptos constitucionales de libertad, independencia, justicia y democracia.
Fuente: LA PATRIA
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