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Domingo 28 de noviembre de 2010

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Revista Dominical

Marginado el “katarismo”, el J’acha Uru se mantiene en la espera

Tupac Katari pervive en la “teoría de la liberación de los pueblos”

28 nov 2010

Fuente: LA PATRIA

Las contradicciones sociales socavan a la organización institucional del país y, en criterio de sus dirigentes, exigen nuevos sacrificios. Pese a ello, mantienen y mantendrán su vigencia con vocación sindical representativa de los amaráis de Bolivia, como preservan y preservarán, por siempre, la proclama de Tupac Katari, escuchada en Peñas en 1781, en el momento de su inmolación: “Yo muero, pero volveré siendo millones” • Por: Fernando Valdivia Delgado - Periodista

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La teoría de la liberación de los pueblos originarios de América planteada por Julián Apaza Nina, cuando enfrentó el suplicio con el nombre de Tupac Katari y a nombre de quienes se rebelaron contra el yugo español, el 15 de noviembre de 1781, no se cumple hasta el presente y pese a los 229 años transcurridos, los kataristas mantiene aquel principio de buscar la liberación y la integración de los kollaymaras con los denominados quechuas, tupi guaraníes para desarrollar una vida de plena armonía con el mundo moderno, sin diferencias ni exclusiones.

Los conceptos propuestos por “la teoría de la liberación katarista” se mantuvieron y en todo tiempo enfrentaron las circunstancias más críticas de los procesos históricos tanto en el coloniaje como en la República, en parangón con lo vivido por Tupac Katari y sus allegados más próximos, en los años de las luchas por la liberación de los pueblos del Alto Perú. Hoy en día, según sus dirigentes, no es para nadie desconocido aquel período de suplicios, inclusive antes de la llegada de los españoles, cuando el Imperio Inkásico había ingresado en un proceso expansivo muy violento en todo el continente.

Constituye otra fase importante, en el correr del dominio español, sus guerras civiles y, en especial, cuando se agudizan las diferencias raciales y clasistas en los territorios del Bajo y el Alto Perú. En la actual coyuntura política, el katarismo en Bolivia se considera “excluido” pese al importante crecimiento de su población que habita regiones de todos los Departamentos de Bolivia y, en esos medios representativos, se sostiene que “el J’acha Uru no ha llegado”, contrariamente a lo que se afirman algunas esferas gubernamentales.

Es más, las contradicciones sociales que socaban a la organización institucional del país, en criterio de sus dirigentes, exigen nuevos sacrificios y, pese a ello, mantienen y mantendrán su vigencia con vocación sindical representativa de los amaráis de Bolivia, como preservan y preservarán, por siempre, la proclama de Tupac Katari escuchada en Peñas, en el momento de su inmolación: “Yo muero, pero volveré siendo millones”.

Para tener una clara visión sobre lo que significa el “Movimiento Katarista en Bolivia”, cómo se ha mantenido a través del tiempo y cómo proyecta su pensamiento hacia el futuro, en un momento de crisis, en el cual, se “busca destrozar su representatividad institucional” en Bolivia, hemos conversado con dos connotados dirigentes que fueron y son parte de esos cuadros en dos épocas definidas y diferentes: El tiempo de la fundación institucional y el presente que trabaja con miras a proyectar con solidez y firmes estructuras ideológicas en el pensamiento indígena boliviano. Se trata de Toribio Tapia Valencia y Leonardo Calcinas Aguilar.

SOMETIMIENTO Y ESCLAVITUD

Toribio Tapia, como dirigente fundador del katarismo en La Paz, al referirse al hecho histórico producido aquel 15 de noviembre de 1781, en la localidad de Peñas, sostiene que la rebelión fue producto del “sometimiento y esclavitud impuesta desde la Corona de España y que dio lugar al abuso y la explotación inhumana de los habitantes de América. En el Bajo Perú, también se levantaron otros Kataris”.

Julián Apaza Nina, que era un sacristán de la iglesia de Ayo Ayo, se había convertido en comerciante de coca y de bayetas de la tierra, sólo para cumplir su misión de visitar las más importantes poblaciones kolla aymaras de la región peruana en general. De esa manera, llegaba a Puno, Cusco, Tunga Suka y otras, realizaba trabajos de coordinación con sus dirigentes, así como, podía ver y planificar cómo levantar a los pueblos del Alto y Bajo Perú y liberarlos del yugo español que, en concreto, era su objetivo principal. Podía diseñar sus protestas para no pagar impuestos, porque tenían que trabajar y trabajar sólo para los españoles.

Tupac Katari, no significó un apodo de carácter personal, sino una elección decidida por jilakatas y mallkus, vigentes dentro de aquella nación clandestina. De esa manera, Tupac Katari, ha concentrado un importante contingente de, al menos, 40.000 hombres que, de haberse propuesto la toma de La Paz, lo habrían hecho. Lograron, sin embargo, cercar La Paz y construir un dique que habría inundado ese centro urbano que aglutinaba a los representantes de los españoles en estas tierras. Estos habitantes estuvieron cercados por más de tres meses, hasta que quedaron sin alimentos y muy pocos recursos para sostenerse en vida.

En un momento dado, el ejército de Tupac Katari, con unos 40.000 hombres, pudo atacar la ciudad y derrotar a los españoles, pero decidieron esperar hasta la llegada de los refuerzos de Goyeneche, con quienes se enfrentaron en sangrienta batalla. Katari, finalmente, se retiró hacia peñas y, allí, fue traicionado y entregado por un tal Lipe, perteneciente a la misma cultura. Fue así cómo, llegaron hasta él y lo tomaron preso para sentenciarlo a muerte. Lo descuartizaron en medio de todos los habitantes, para que nunca nadie se levantara más, contra la corona de España. La rebelión de Tupac Katari, se dio para liberar a los hermanos aymaras, quechuas y tupi guaraní, que en el presente siguen latentes esas tres grandes culturas.

MOMENTO DEL LIDERAZGO

Leonardo Calcinas, miembro activo de la Federación Departamental Única de Trabajadores Campesinos de La Paz, Tupac Katari, quien proclama como norma de conducta: “No hay gloria sin sufrir, menos victoria sin servir”, recuerda el hecho histórico de Tupac Katari, como “un ejemplo para nosotros, los jóvenes kataristas y, como se dice, todo momento, cualquier época y cualquier tiempo, es oportuno para que nazca un líder”.

Basados en esos principios, añade, “el líder katarista debe mantener en la idea, la ideología de empezar a pensar en los maltratados, oprimidos, marginados, en aquellos que no conocen bien las normas de la ley de la vida. Tupac Katari ha nacido en el momento, se ha mostrado a la luz en el momento, porque los españoles y no solamente ellos, sino aquellos de la raza media eran los que esclavizaban a los originarios, gente pobre del campo, gente humilde que trabajaba para pagar impuestos a los patrones. Entonces, pregunta, de qué liberación gozaban, no gozaban de nada”.

Tupac Katari, en ese sentido, consideró que había rescatado todo el pensamiento de esos pueblos, todos los pliegos petitorios, los pedidos y los clamores a los dioses Willka, Tata Inti, y otros. En ese entendido, todo lo recuperado le ha permitido decir, basta, basta. Era un hombre fuerte y dijo basta…basta. Tienen que entender que el pueblo está cansado, que el kollasuyo marka está cansado de que los propios nativos de las naciones aymara, quechua, tupi guaraní, estemos sufriendo en nuestra propia tierra, ser explotados por aquellos inquilinos que jamás pertenecieron a estas tierras.

LECCIONES A RECUPERAR

Toribio Tapia, dice: “Lo que se puede rescatar es el grito de liberación que lanza Tupac Katari, a las naciones indígena originaria, que será obra de nosotros mismos”. Por esa razón, se debe rescatar ese grito libertario para el presente, de verdad y no demagógicamente como se maneja actualmente. Hace 518 años de la dominación y ninguna liberación total se produjo hasta el presente. La Revolución de 1952, ha sido hasta por ahí no más, tanto así que en el presente seguimos gobernados por los hijos o nietos de los españoles de aquel entonces. Vemos que la izquierda y la derecha han capturado a un indígena y lo muestran como si él estuviese gobernando. Para el katarismo, él no está gobernando y a ese indígena lo han convertido en un instrumento. Desde 1782, sigue lo mismo y no hay liberación alguna. Por eso, los hijos de Katari, dicen que la liberación de las naciones indígenas será obra de nosotros mismos”. En este momento, añade Tapia Valencia, los kataristas estamos excluidos.

Leonardo Calcinas, como joven dirigente, sostiene: “Yo rescato como lo más grande de Tupac Katari, el ideal de no callar, de no socapar y no aceptar cualquier engaño contra los pueblos. Lo que él ha gritado ha sido claro: la liberación: “… a mi me matarán, yo moriré, pero volveré siendo millones”.

“En el momento, el pueblo de Bolivia es millones; del campo y de la ciudad se han unido y las naciones aymara, quechua, tupi guaraní entienden de que cuando Tupac Katari era líder, no habían muchos originarios aymaras, quechuas y tupi guaraní, pero hoy se encuentran en todo el país. Hoy somos millones y todos los bolivianos y bolivianas, buscamos la liberación, la integración y, sobre todo, vivir en armonía. Lo más importante es que cuando el pueblo siente hambre y siente pobreza, dice que debemos empezar a pedir libertad, vivir en paz, buscar el desarrollo y la integración, como antes se vivía en el kollasuyo marka”.

MEDIO SIGLO DE KATARISMO

El katarismo como organización sindical campesina nace a finales de la década de los `40 y se consolida después de la Revolución Nacional, cuando el país se levanta contra los tres barones del estaño. Tapia Valencia, considera que los mineros, campesinos y fabriles, que eran igualmente abusados y explotados, se levantan contra el yugo empresarial.

Precisa: “Pero quién era el minero? Era el aymara, el quechua, el tupi guaraní; era el minero o el fabril, que sufrían esa explotación. Esas tres fuerzas, prácticamente, han luchado en Munaypata, Villa Victoria, Pura Pura, zonas de La Paz que se convirtieron en escenarios de sangrientos combates. La idea de Tupac Katari, prácticamente, estaba latente en el área rural, como latente estaba su descuartizamiento y, por ello, se ha convertido en un movimiento sindical importante.

Sus dirigentes, en ese momento, fueron: Raymundo Tambo, de Ayo Ayo; José Márquez Rivera y otros. Mi persona ha sido katarista desde la escuela y, en ese tiempo, era presidente del Centro Cultural Tupac Katari, de la provincia Los Andes. El pueblo aymara ha luchado toda la vida y sigue latente en este siglo. El inkanato, en su tiempo, no lo ha sometido porque se ha mostrado más fuerte y se hace cada vez más fuerte con ese ideal de alcanzar su liberación.

Vemos en el presente que El Alto es una ciudad aymara plenamente, pese a ser una organización social de nivel nacional, pero también los kataristas se encuentran en todos los departamentos, incluyendo Santa Cruz, Beni, Pando, Cochabamba, etc. Las bartolinas sisas, a su vez, conforman una organización que también se extiende a todo el país y no solamente está en La Paz.

Los kataristas, de esta manera, recuerdan a sus dirigentes más connotados, como ser: Jenaro Flores Santos, J’acha Flores y muchos otros, con quienes se había logrado fundar la Universidad Andina que debía llevar el nombre de Tupac Katari. Esta casa de estudios quedó en “estatu quo”.

ORGANIZACIÓN SINDICAL, NO POLÍTICA

El katarismo en Bolivia se estructura como una organización sindical y no política, precisa, Leonardo Calcinas. Dice: “Desde mucho antes de 1950, el katarismo funciona sin estatutos y ni organización solida, ni formal. En 1952, se organiza la verdadera Federación Tupac Katari y se convierte en la institución sindical más importante en todo el territorio nacional.

Se estructura con la convicción, con la ideología sindicalista y antipolítica. Es bien venido cualquier compañero que responda a los criterios orgánicos, pero, a tiempo de ingresar a la institución, debe olvidar el color político que lleva y debe vestirse con la camiseta, con la convicción y la ideología de Tupac Katari.

A veces se confunden en el katarismo, empero, dentro de sus filas no se puede señalar a nadie que es de un partido de derecha o de izquierda, porque allí todos lo olvidan su color y, por el contrario, se tiene que velar por el interés y el desarrollo de los pueblos indígenas y sus provincias.

La Federación es una vanguardia de lucha y, dentro de esa vanguardia, siempre se ha asumido ese papel. Ha sido la primera institución que ha encaminado el futuro de la nación boliviana. Si ellos hubieran pensado en un sistema político, por ejemplo, antes con la derecha porque había mucho dinero y porque siempre han querido manejarnos los politiqueros. Ellos, además, han querido destrozar la Tupac Katari, a través del prebendalismo, de la economía social de los dirigentes.

Existen organizaciones provinciales, centrales agrarias, que no permiten que los ejecutivos se corrompan y menos se prostituyan a nombre de la Federación. Es importante esta institución cuando se tiene que tratar temas con participación de las 20 provincias. Cualquier miembro ejecutivo que llegue a la Tupac Katari, tiene que dejar su casaca política porque allí, todos los días, se analiza y estudia la visión política actual, la anterior y la que se viene.

Para mi es importante, porque es una escuela sindicalista donde siempre se analiza temas sobre desarrollo económico, agropecuario, político, integración y sobre todo, para romper las cadenas de la opresión. ¿Cuándo se va a romper las cadenas de la opresión, cuándo se va a producir aquello? Cuando todos los originarios: quechuas, aymaras y tupis, se integren para gobernar y gobernarse.

Fuente: LA PATRIA
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