Todo comenzó en 2006. Recibió un regalo del comité español del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur): una camiseta con la fotografía de Albert Einstein estampada y una carta en la que le explicaban la situación de los millones de personas que, como en su día le sucedió al científico alemán, viven refugiadas en otras naciones para escapar de la guerra, de la persecución o de la violencia.
Desde que apareciese por primera vez en un programa vestido con aquella camiseta, Jesús Vázquez “aprovecha cualquier oportunidad con todo su empeño para dar espacio y voz a los refugiados, convirtiéndose en un altavoz para Acnur”, dice María Jesús Vega, responsable de Relaciones Externas de Acnur. Admirado por los seguidores de reality shows de mucha audiencia, Vázquez “es capaz de que los mensajes calen en un público al que nosotros no podríamos llegar como organización humanitaria”.
En marzo de 2007, el presentador conoció en primera persona la situación que viven los refugiados. Fue en Dadaab, una zona semidesértica del noreste de Kenia, a unos 80 kilómetros de la frontera con Somalia, en la que se ubican los campamentos de Ifo, Dagahaley y Hagadera. Construidos para albergar a 90.000 personas, acogen en estos momentos a más de 266.000 y reciben un flujo de unos 8.000 refugiados al mes.
Durante varios días entabló contacto con las mujeres, jóvenes y niños de los campamentos; visitó las escuelas, en las que hasta siete niños estudian con el mismo pupitre y donde los profesores no disponen de la formación necesaria; y escuchó historias de personas desarraigadas que habían crecido lejos de su tierra originaria y apenas albergaban esperanzas de regresar a ella algún día.
En Kenia estuvo acompañado por un equipo de cámaras que grabó una canción de ‘rap’ compuesta e interpretada por tres jóvenes refugiados somalíes. A su regreso a España, Vázquez publicitó por televisión la descarga vía SMS de aquella canción. Más de 90.000 personas descargaron el politono, lo que permitió recaudar un total de 102.329 euros, el dinero necesario para construir tres escuelas en Dadaab y garantizar el material escolar durante los próximos tres años, según un informe interno del comité español del Acnur.
Las campañas y actividades encabezadas por Jesús Vázquez entre 2007 y 2009 permitieron recaudar algo más de 500.000 euros, una cantidad poco desdeñable dados los recortes en ayudas sociales que han realizado las administraciones públicas con motivo de la crisis.
Su alta implicación en favor de los refugiados hizo que en julio de 2008 fuese nombrado como Embajador de buena voluntad de Acnur, cargo que requiere la aprobación del secretario general de Naciones Unidas. Un selecto grupo del que sólo forman parte ocho personajes tan dispares como el diseñador italiano Giorgio Armani, la soprano estadounidense Barbara Hendricks o la que más atrae los focos de televisiones y revistas de todo el mundo: la actriz Angelina Jolie.
Inspirándose en los embajadores de buena voluntad de la ONU, el marketing de causa ha proliferado durante el último lustro entre las ONG. Muchas entidades de desarrollo han encontrado en ciertos los famosos una manera eficaz para aumentar su presencia en los medios y llamar la atención de nuevos socios.
Los medios de comunicación generalistas no suelen tratar los temas relacionados con la pobreza o el desarrollo, pero si junto a esos problemas aparece un rostro conocido, las probabilidades aumentan, y mucho. El problema es que en gran parte de las ocasiones, es el famoso en sí lo que llama la atención y no tanto el mensaje que éste o la ONG quieren transmitir. Se pierden espacios para la sensibilización y se acaba trivializando el acto en sí mismo.
Esta situación ha hecho surgir iniciativas desde las propias ONG para orientar la participación de los famosos de la forma más positiva posible. En España, la Asociación Voces da cursos de formación a aquellos personajes del mundo de la cultura que pretenden participar en campañas solidarias.
Así, pueden aprovechar los minutos de los que disponen ante los medios o ante su público y contar de una forma apropiada que en el mundo hay 20.000 personas que mueren cada día de hambre, más de 1.200 millones que no tienen acceso al agua potable, 71 millones de niños que no tienen acceso a la educación o que cada tres segundos un menor de cinco años pierde la vida por causas relacionadas con la pobreza.
(*) Periodista, ccs@solidarios.org.es
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