No es exageración decir que los bolivianos estamos cada vez más confundidos con la serie de actitudes que surgen desde los niveles oficiales al observar desde el punto de vista -expresamente político- las determinaciones que asumen importantes segmentos de nuestra comunidad, como las FF.AA. o la Iglesia Católica, con relación a la cotidianidad de una población que se debate ante una galopante inflación que no puede ser controlada.
Para ordenar un poco esto de las contradicciones, por ejemplo al Gobierno le cae muy bien un discurso u opinión -posiblemente personal- del más alto jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación cuando compromete directamente a esa gloriosa entidad con una conducta socialista y una lógica posición de tinte antiimperialista, hecho cuestionado y criticado pero en otros niveles que no son propiamente del Estado.
En el otro frente la Iglesia Católica interpretando el sentir ciudadano que se debate en una crisis económica sensible, con una ola especulativa aún no controlada y con una canasta familiar disminuida por el desequilibrio que existe entre el valor de la misma que sube y sube, frente a los salarios congelados, se pronuncia reafirmando su preocupación por la democracia y abogando porque se logre consensos… es la Iglesia como parte del pueblo mismo.
Desde las esferas oficiales se critica a la Iglesia y hasta con sarcasmo se le pide que no “actúe políticamente y ojalá no se convierta en partido”, quitándole el derecho a pronunciarse sobre la realidad nacional frente a los problemas vigentes y las contradicciones existentes.
No hay que olvidar que para la gran población nacional quedan pocos reductos inexpugnables que siendo parte del pueblo mismo asumen su defensa en cualquier circunstancia y bajo peligrosas alternativas, es el caso de la Iglesia y debe ser también de nuestras Fuerzas Armadas organizaciones en las que el pueblo confía y las apoya, por tanto no deberían entrar en la controversia que producen las contradicciones estrictamente políticas y partidarias.
Es muy importante que el pueblo no pierda confianza en los organismos de mayor ascendencia y raigambre popular. Los bolivianos estamos todavía esperando el cambio anunciado para la construcción de un nuevo Estado, proceso que lamentablemente no avanza como quisiéramos todo porque sencillamente no hay claridad ni seriedad en los “actuados” que corresponden a los principales ejecutivos del aparato gubernamental.
Es necesario que se entiendan las buenas intenciones y que se admitan sin distorsiones aquellas exhortaciones que están dirigidas a buscar entendimiento y diálogo para solucionar problemas. No es posible admitir ciertas posiciones y criticar otras sin ponerlas en la balanza de la realidad bajo aquellas normas de respeto recíproco, pero sobre todo en defensa de los derechos ciudadanos y de la democracia vigente.
Es rescatable la posición de la Iglesia cuando refiere que “no son los cristianos los que admiten todo acríticamente, están ahí para colaborar en la construcción de una Patria para todos”, se entiende en igualdad de condiciones, con los mismos derechos y las mismas obligaciones, con justicia y libertad.
Fuente: LA PATRIA
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