Puede resultar ocioso recordar el proyecto del nuevo Mercado Central de Oruro cuyo diseño data de hace varios años atrás e inclusive ya se mostró en una muy artística maqueta que actualmente debe estar muy empolvada y merecería habilitarla para entender el buen uso de una inversión municipal, que beneficie de verdad a toda la comunidad.
El tema “reflota” en el ámbito noticioso luego de conocer con ciertos detalles la reapertura de la total remodelación del Mercado Camacho en La Paz que se convierte en un segundo centro de abasto en esa ciudad, después del Mercado Lanza que también fue ampliado y modernizado, en ambos casos con el objeto de dar mayor comodidad a la ciudadanía y eliminar la gran cantidad de comerciantes ubicados en aceras de calles, en parques y plazas.
El fenómeno de la urbe, por supuesto con algunas diferencias de perjuicio y molestia, se parece al caos local por tanto la solución puede ser igualmente efectiva aquí como resultó ya con los dos emprendimientos que están en pleno funcionamiento.
Las informaciones de la sede de gobierno señalan que para las obras en el Mercado Camacho existió una inversión de 52 millones de bolivianos, puede resultar excesivo el monto si se habla de la economía orureña, pero en ningún caso hay que perder la perspectiva de hacer grandes obras, por supuesto con enormes inversiones.
Localizando el caso ya está de buen tamaño el caos que origina en gran parte del centro de nuestra ciudad el comercio informal, ese que se encuentra justamente en las aceras y también en las calzadas próximas a dos centros de abasto, el Mercado Campero y el Mercado Bolívar y que deberían estar concentrados en un tercer centro de abasto, el gran Mercado Central.
Pasó también el límite tolerable en plazos que se dieron tanto a la Aduana, como ocurrió tiempo atrás con las dependencias de Tránsito para que dejen los ambientes que ocupan para dar paso obligado y urgente a la construcción del Mercado Central, por supuesto desocupando antes y de manera total esos predios que actualmente se encuentran ocupados por infinidad de casetas que sirven tan sólo de mugrientos depósitos de los comerciantes ubicados en la calzada de la calle Bolívar y en otras próximas.
La Aduana debe edificar sus nuevas instalaciones fuera de la ciudad; Tránsito debe apurar la habilitación por lo menos de la planta baja del edificio que tiene frente a la Terminal, los comerciantes en plazo límite deben sacar sus casetas y las autoridades municipales encarar la construcción del moderno mercado Central, que se constituiría -a no dudarlo- en la obra más importante, más útil y de beneficio común para toda la ciudadanía.
El gobierno municipal, Concejo y Alcaldesa deberían dedicar su atención a proyectos de magnitud como el Mercado Central, canalizando gestiones técnicas y financieras para cristalizar este proyecto que es el más requerido y que aún así sea el más caro será el que facilite el reordenamiento de la ciudad, la limpie de puestos y le devuelva su imagen de orden y limpieza.
Fuente: LA PATRIA
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