Sábado 20 de noviembre de 2010
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Porque no usar polvos o rubor significa tener la nariz brillante, la piel demasiado roja o excesivamente amarillenta. Significa tener una piel “a la que siempre falta algo” porque, aunque sea sana y resplandeciente, una ligera capa de polvos realzará aún más ese esplendor.
Los polvos tienen que suavizar las líneas del rostro, velarlo, dar un tono transparente y no de “yeso”; por ello se los debe elegir leves, impalpables, adherentes.
Y he aquí cómo hay que empolvarse: siempre de abajo hacia arriba, siempre sin frotar, siempre rozando la piel suavemente con la borla.
Hay que ponerse los polvos en cantidad, sin temer que el rostro aparezca demasiado empolvado. Después, pasar ligeramente un algodoncito bien limpio por toda la cara, para extender mejor los polvos y para eliminar los sobrantes.
También hay que cepillar las cejas. No así, en cambio, los labios y las pestañas: la ligera base de polvos hará adherir mejor el lápiz labial y el cosmético para las pestañas.
• Aplicar los polvos sólo después de haber protegido el cutis con crema base. En el caso de polvos compactos o cremosos ha de usarse una levísima base hidratante.
Fuente: LA PATRIA