¿Acaso solamente los españoles fueron colonialistas?
19 nov 2010
Por: Adhemar Avalos Ortíz
Ciertas personas afirman torpemente o con intereses ocultos, especialmente los funcionarios de ONG´s generosamente pagados y de origen español por añadidura, que el mundo empieza con los imperios americanos previos a la conquista, a pesar de que fueron los ultimísimos en consolidarse en el largo proceso de la historia humana, quizás a partir de convicciones o ilusiones perdidas en el ideario de civilizaciones acabadas en su falsedad ideológica. España, y su Imperio, no hicieron más que reproducir lo que hicieron los aztecas e incas durante centurias, siendo claramente colonialistas. Ellos, los últimos, construyeron imperios poderosos, pero criminales y dominados por la entrega a dioses falsos, a pesar de que todos ellos son producto de los miedos humanos al “después de la muerte” o a las fatalidades naturales. Al final fueron tan colonialistas como los mismos españoles y otros del resto de mundo.
Los aztecas fueron hijos de la ferocidad y la utilizaron abiertamente, la ratificaron en sus sacrificios horribles. Y la historiografía occidental, la de investigadores norteamericanos especialmente, la justifica no tan inocentemente. Las crónicas de españoles que acompañaron a Cortés son más convincentes y hablan de los hechos, vistos con asombro, con criterio histórico-lógico. Las evidencias de sacrificios humanos, aún en nombre de dioses solamente simbólicos y no reales, fueron el factor que caracterizó a los seguidores de Huitzilopochtli y Tláloc, dos dioses malditos, pero inventados por creencias cavernarias y anticientíficas basadas más en miedos y en la interpretación de fenómenos naturales que no comprendían, situaciones que condenaron a millares de habitantes de pueblos periféricos colonizados a ser victimados cada día por sacerdotes bestiales para satisfacer creencias cuasi tribales. Los antropólogos europeos y norteamericanos, a partir de una errónea interpretación del estructuralismo, se han equivocado radicalmente en sus concepciones. Los ritos de extracción de corazones de seres que aceptaban supuestamente el sacrificio en nombre de la redención divina no hacían más que apoyar una tiranía que antecedió al totalitarismo actual.
En cambio, los incas fueron más “sutiles”. Se aproximaron a las poblaciones periféricas sin entregar nada de poder porque no les convenía en el objetivo de dominar el mundo americano. Ellos creían, de manera absoluta, en mitos divinos, poco explicados y peor demostrados. Su idea del dominio era abusiva ya que se basaba en el despojo territorial bárbaro, en el sometimiento de pueblos con antecedentes de precariedad.
Los incas hicieron posible el drama del conflicto puro. Ellos supieron convivir con civilizaciones supuestamente atrasadas, aunque la historia enseña que no es tan así. Las culturas existen en un permanente enfrentamiento y solamente sobreviven por sus condiciones de poder. Pero, existieron dos factores de soporte del dominio de los incas: su arma fatal radicada en su fuerza y su posibilidad de trabajar las situaciones difíciles. Fueron muy astutos en este tema, especialmente en el manejo de las relaciones con las tribus pueblerinas. Ellos imponían la idea de que eran “hijos de Dios, del Sol Inti” y depositarios de sus ritos. El Rey Inca representaba la presencia de Dios en la Tierra y para ello había sido preparado desde su niñez, a pesar de sus graves limitaciones.
No obstante, los incas, sin ser tan crueles y repulsivos como los aztecas, crearon un sistema supuestamente eficaz basado en el factor humano antes que en cualesquier otro, pero ese fue origen de su pérdida basada en su despotismo deísta. Ellos no pensaron nunca en sus súbditos con derechos restringidos y, a pesar de dominarlos, los condenaron al ostracismo. Este hecho les llevó a su muerte vía Francisco Pizarro. 180 hombres con el uso de 37 caballos españoles hicieron posible su destrucción y la constitución de un sistema colonial que duró más de 500 años como hablan los herederos del despotismo inca, aquellos que hoy pretenden apoderarse de un país mestizo en esencia. En realidad deberían justificar racionalmente sus aspiraciones de dominio, pero no imponerlas como lo hacen Evo Morales Ayma y su Vicepresidente.
Y el que escribe no lo hace por afán provocativo a secas, simplemente trata de interpretar la realidad a partir de concepciones basadas en estudios críticos de la prehistoria e historia, aunque siempre está presente la duda razonable, la que no acepta verdades absolutas, solamente aproximaciones a la verdad que permitan conocer el Mundo y transformarlo, pero auténticamente y no a partir de estafas históricas como las que desarrolla el MAS al calificarse supinamente de revolucionario en el sentido de Marx y Lenin, cuando, en los hechos, está muy cercano al fascismo de Mussolini y Hitler, al totalitarismo. Y son las acciones las que confirman lo anterior, antes que su discurso.
(*) Politólogo
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