El Himno Nacional de la República de Bolivia fue estrenado un 18 de noviembre de 1845, 165 años atrás, en la ciudad de La Paz. A las 12 de día. Noventa instrumentistas pertenecientes a las bandas militares de los batallones quinto, sexto y octavo, hacen escuchar por primera vez los vibrantes acordes de la “Canción Patriótica”, que así se llamó al estrenarse.
Nuestra América se distingue de cualquier otro continente porque todas sus revoluciones independentistas sucedieron en un período histórico corto; es decir, casi todas en la primera mitad del siglo 18, en cuyo transcurso, y pese a los matices de cada región, el trasfondo de la unidad cultural e ideológica de sus pueblos tuvo una nitidez innegable.
Esta verdad se aprecia rápidamente si se cotejan los Himnos Nacionales de las Repúblicas Hispanoamericanas. En casi todas ellas el tono es muy parecido; iguales son las palabras y los anhelos; similar la épica, exacta la pasión libertaria. Son la misma historia hecha verso, y luego arenga, clarinada y entrechocar de aceros.
No fue fácil parir la Libertad, pero al menos para quienes pusieron música y letra al servicio de la independencia hubo, hasta en las más horrendas batallas, un costado estético, diríase que bello: el del heroísmo, la abnegación y el coraje, virtudes que tampoco saben de límites y fronteras.
Nuestro Himno Nacional, tiene como compositor de la música al Italiano Vincenti, tiene el puño y la letra de un chuquisaqueño, el Dr. José Ignacio de Sanjinés, jurisconsulto, legislador y poeta, nacido en 1786. Ocupó altos cargos al servicio de la Nación. Fue Diputado representante de Asamblea Deliberante y Constituyente de 1825 y 1826, respectivamente. El Dr. Sanjinés dio a los versos de nuestro Himno Nacional un encendido calor patriótico de amor a la libertad, de condenación a la tiranía, de loor eterno a los bravos guerreros de la libertad y de incitación a mantener en alto el nombre de la patria.
Pero, el Himno de la República de Bolivia, debe ser tomado en cuenta, ante todo, como un legado de dignidad, como una llamada de atención para todas las generaciones de bolivianos; para que cumplamos devotamente su mensaje que en sonoros cantares repitan la palabra libertad, desterrando para siempre los odios que hoy nos dividen y tratan de sojuzgarnos con triste y vergonzosa impunidad.
No sólo el extranjero puede agredir a nuestro pabellón y mellar nuestra tierra. Nuestros actos, los actos de los mismos bolivianos, humillan de la Patria el augusto pendón (único reconocido por los patriotas). Y en cuanto a “morir antes que esclavos vivir”, es preciso tomar en cuenta que existen otros tipos de esclavitud, como la esclavitud moral; la esclavitud ideológica, intelectual y política, que trata de imponer el silencio a la libre expresión; o la esclavitud jurídica manipulada desde otros Poderes. Por eso, rescatemos, a propósito, una de las estrofas olvidadas de nuestro himno:
Aquí alzó la justicia su trono
que la vil opresión desconoce,
y en su timbre glorioso legose
Libertad, libertad, libertad
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.