Un tercio de todas las especies del planeta están amenazadas de extinción, según Julia Marton-Lefèvre, directora general del International Union for the Conservation of Nature.
La Tierra ya no está en condiciones de soportar la presión que ejerce la humanidad sobre la naturaleza del planeta. El resultado es una crítica extinción masiva de especies, la mayor acaecida desde la desaparición de los dinosaurios, hace 65 millones de años.
La pérdida de bosque primario por la expansión agrícola ganadera, la sobrepesca, la contaminación del agua, las especies exóticas invasoras y el cambio climático son algunos de los motivos, pero la principal causa de destrucción es un sistema político-económico en el que la naturaleza no tiene un espacio asignado, su saludable existencia no tiene la menor importancia.
Se trata de un sistema en el que sólo se toman medidas para preservar el bienestar de los recursos naturales si hay una ley que así lo indique, si hay una pena económica por no hacerlo. O si de alguna forma puede obtenerse un rédito económico a cambio.
Desde mucho antes de que el Hombre fuera Hombre, la naturaleza nos ha provisto de alimentos, de todo lo necesario para curar nuestras enfermedades y de cuanto requerimos para preservarnos de cualquier factor de riesgo.
Hoy nos encontramos ante una instancia sin precedentes. Es la naturaleza la que está endeble y nosotros quienes contamos con los recursos necesarios para ayudarla a recomponerse. Podemos y debemos sanarla y protegerla si queremos que las futuras generaciones de seres humanos cuenten con un ambiente sano donde desarrollar sus vidas.
Se han reunido más de 100 ministros de Ambiente en la Cumbre Internacional de la Biodiversidad de Nagoya (Japón) con la misión de alcanzar un plan de rescate de la naturaleza.
Se trataba de mostrarle al mundo que sus países tienen un interés por la naturaleza que verdaderamente no existe. Porque los gobiernos a instancias de las grandes multinacionales que se han adueñado de las decisiones, siguen subordinándola al dinero.
Mientras ganar más sea el principal objetivo, la naturaleza y nosotros como parte de ella quedaremos en un segundo plano.
El cambio climático, la pérdida de diversidad biológica, la acidificación de los océanos; son todas ramas de un mismo árbol, con un mismo tronco y una misma raíz.
Ninguna Cumbre de Ministros de ambiente va a solucionar los problemas del ambiente, porque ninguno de ellos tiene poder de decisión sobre los verdaderos temas que afectan al ambiente.
(*) Director de EcoPortal.net
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