La semana pasada, mi Consejera Económica y Financiera Macacha viuda de Racacha me llevó de la manito a la Calle Huyustus sin hacer caso a mi solicitud de que fuéramos en mi motocicleta Hardley Davison porque –según ella- las motos y los automóviles no “dentran allí porque es una calle peatonal”.
Según mi pariente espiritual, la Huyustus es el centro comercial de la ciudad de La Paz y que sus brazos operativos son las calles Eloy Salmón y León de la Barra, de donde se nutren todos los feriantes que hacen de esta ciudad una inmensa feria.
Una cuadra antes de llegar a la famosa calle, mi comadre me dijo “entrégueme toda su plata, compadre, porque aquí abundan los y las “descuidistas” que le robarán el dinero de sus bolsillos en un santiamén”, entregándole todos mis pesos que obtuve al cambiar los euros de la remesa que me envió mi esposa desde España.
Ella metió mi dinerito entre sus “ñuñus” que así llaman las señoras de polleras a sus glándulas mamarias, asegurándome que es el sitio más seguro para proteger nuestros caudales.
Mientras saludaba a sus amistades y “conocidas” del centro comercial me sorprendió ver en la puerta de muchos locales unos enormes avisos sellados por las autoridades de la Aduana y de Impuestos Internos que anunciaban su cierre temporal por no extender facturas a los que adquirían mercaderías.
Escuché las conversaciones de Macacha con algunas comerciantes de la Huyustus y de la Eloy Salmón protestando contra las autoridades señor Arce, a quienes acusaron de atentar contra los pobres que acuden a la Huyustus y a la Eloy Salmón para adquirir sus obsequios de Navidad a precios más baratos en esta época de crisis.
Macacha a tiempo de sacar algunos pesos bolivianos que ella guardaba entre sus “ñuñus” pues yo había adquirido algunos juguetes y ropitas para mis nietecitos que todavía son “wawachas”, dijo a sus amigas comerciantes, contrabandistas posiblemente: “Pareciera de los bolivianos a quienes ya no nos alcanza el dinero para sobrevivir y por eso están atacando a la Huyustus y a la Eloy Salmón. A nosotros nos interesan las facturas, lo que los pobres queremos es comprar unos regalitos que sean lo más baratos para nuestra economía”.
Mientras me medía unos calzoncillos de colores en un puesto callejero, mi comadre cochabambina me presentó a sus amigas comerciantes de la Huyustus y cubriéndome con un periódico mis desnudeces les dije: -Mucho gusto de conocerlas, señoras, quiero decirles que me adhiero a su protesta y a la de mi comadre la señora Macacha, porque hace sesenta años que compro mis pequeños obsequios de navidad en las calles y ferias de los contrabandistas porque son más baratos y siempre he sido pobre. Y así como yo, muchísimos bolivianos.
Además les cuento que la plata que recauda el Estado sirve para que el Ministro de Economía, señor Arce hubiera viajado al Mundial de Sudáfrica mientras nosotros Eloy Salmón y también en la Huyustus. Hey dicho.
PAULOVICH
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