Lunes 15 de noviembre de 2010
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Editorial y opiniones
Voz y pensamiento de periodista no se callan
15 nov 2010
Por: Edmundo Rocabado V.
La voz y pensamiento del pueblo y periodistas, no pueden acallarlos con acciones incomprensibles que se tejen en escenarios políticos dentro un gobierno democrático, tal vez equivocado por influencias de poderes que constantemente son denunciados por la prensa cuando existen actos de corrupción en diversas instituciones públicas en desmedro de la economía del país, aunque el actual gobierno del Estado Plurinacional, con reiteración se jacta que en su gestión no habrá más enriquecimiento ilícito, menos corrupción.
Todos los que dictan leyes deben saber que el periodista es gregario o soldado raso por excelencia. Está siempre donde existen aglomeraciones, concentraciones, manifestaciones públicas, reuniones, incluso alzamientos armados de todo tipo. El periodista sabe que es capaz de generar adecuada opinión pública que le enorgullece por haberse formado en un campo profesional difícil y peligroso que no admite mediocridades ni falsas posturas, porque escribir no es lo mismo que golpear. Cada uno proporciona lo mejor que tiene, porque el periodista tiene ideas que emanan de su cerebro.
Alguien dijo, que ser periodista es vivir o morir a cada instante. Sobre la cabeza de él pende permanentemente la “Espada de Damocles”. Se entiende que el periodista de prensa, de radio o televisión, es vulnerable a cualquier peligro; no tiene seguro de vida, sacrifica su comodidad, está expuesto a la intriga política, a la venganza y a la revancha de quién es supuestamente afectado directa o indirectamente por la verdad. Hemos visto que más de una vez el periodista ha sido golpeado o recibido un culatazo de un policía o militar, porque es fácil golpearlo, sobre todo si tiene detrás gente dispuesta a reforzar y justificar la golpiza. Es objeto de la reacción de alguien que no pudo ignorarlo, de alguien que no puede responderle en el mismo lenguaje, bajo las mismas condiciones, bajo los mismos métodos, es el encuentro del bruto y el cerebro.